HomeAgenda ApostólicaApóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, preside su primera Santa Cena en Colombia Agenda Apostólica Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, preside su primera Santa Cena en Colombia “Mi Señor me ha inspirado realizar el día 14 de febrero del año 2015 una SANTA CONVOCACIÓN, para celebrar la Santa Cena en el extranjero, en donde la Iglesia sigue floreciendo en las 50 naciones conquistadas por la predicación del Evangelio, y participe de la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo; para que Dios, el Señor Jesucristo, su Hermano Naasón Joaquín y la Iglesia del Señor formemos el cuerpo de Cristo en la unidad perfecta, y habiendo comido del pan y bebido del vino, digamos con toda reverencia espiritual, pero con toda la verdad de su palabra: ¡Somos el cuerpo de Cristo!” —Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, Primera Carta Apostólica, 20 de diciembre de 2014 El deseo del Apóstol de Jesucristo de celebrar una Santa Cena en el extranjero –la primera en su Santo Ministerio, a dos meses de la manifestación de su apostolado– tuvo verificativo el sábado 14 de febrero en la colonia Hermosa Provincia en Bello, Antioquia, donde se ubica el templo sede de la Iglesia La Luz del Mundo en la República de Colombia. Estuvieron presentes en esta histórica Santa Convocación las iglesias de los 32 departamentos de Colombia (Antioquia, Bogotá, Santander, Risaralda, Cundinamarca, Amazonas, entre otros), y a nivel internacional acudieron delegados de México –entre ellos el Coro de Hermosa Provincia, de Guadalajara–, Costa Rica y Chile. Haced esto en memoria de mí El hermano D.E. Joel González fue el responsable de presidir el servicio especial. A las 17: 56 horas, el Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García ingresó al templo. La recepción de la Iglesia fue apoteósica. Las manifestaciones de fe, amor, gratitud y reconocimiento al Siervo de Dios, de parte de la Iglesia de Colombia, fueron innumerables. Miles de jóvenes y visitas tuvieron la oportunidad de conocer por primera vez en su vida a un auténtico Apóstol de Dios. Después de hacer su oración y saludar a la Iglesia, el Apóstol del Señor expresó: “Dios nos hará sentir su presencia. Hoy vamos a celebrar la fiesta más grande de toda la tierra. ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua!”. Posteriormente, comenzó a relatar el origen de la Santa Cena, desde la liberación de Egipto hasta la institución de la Pascua –que significa un paso a la libertad–, que fue una fiesta que sería celebrada por todas las generaciones de judíos. Vino después la institución de la Santa Cena, que el mismo Jesucristo instituyó. “La Santa Cena –recordó– sería una festividad espiritual cuando el mundo estaba lleno de maldad. Jesucristo dio su vida para pagar lo que nosotros deberíamos haber pagado. Cuando somos invitados a celebrar la muerte del Señor, celebramos la pascua de Jesucristo, que es nuestro paso a la libertad: el día en que Cristo vino a hacer la obra en nosotros y que ahora decimos: yo soy de Cristo y Él es mío. “Se requiere para participar de la Santa Cena una preparación, y que dejemos nuestra vana manera de vivir, porque el que comiere y bebiere de este pan y de este vino indignamente, sin discernir ni entender lo que ello significa, entonces está comiendo y bebiendo juicio para sí. “Dios nos exige, nos pide y nos ordena que antes de participar de este pan y de este vino, halla un reconocimiento. Busquemos al Señor, hermano. ¿Te has consagrado? Es un tiempo de hacer una reflexión. Estaremos ante la balanza de Dios. Llegaremos desnudos delante de él y nuestra conciencia nos va a recordar si somos o no dignos. Agachemos nuestra cabeza y presentémonos ante Dios. Que él vea nuestra vida si somos dignos de participar de esta bendición, de recordar la muerte santa y el sacrificio sagrado de Cristo”. Oración intercesora Antes de participar en el banquete espiritual, el Apóstol de Jesucristo elevó su oración intercesora por la Iglesia: “Bendito Padre que estás en el Cielo, Tú me has puesto ante tu Iglesia y me has dado un hermoso Ministerio: ¡Me has dado el Ministerio de la Reconciliación! “Hoy vengo ante ti porque sé que este Pueblo te ha fallado, y vengo a pedirte que te compadezcas de nosotros. Perdona a tu Iglesia, dales una oportunidad, permite que participen libremente de este pan y de esta copa, y si ellos te deben algo, y si alguno de ellos te ha fallado y no es digno de tu perdón, ¡aquí estoy Señor! Ponlo en mi cuenta y has que yo pague por ellos. Al inicio de mi Ministerio, pongo mi persona, mi vida delante de ellos. Cóbrate conmigo, pero deja libre a tu pueblo, para que valorando esta intervención sepan conducirse con toda rectitud en el nombre glorioso de tu hijo amado Jesucristo. “Por la autoridad que Dios ha depositado en mí para que yo pueda bendecir este pan y este vino, que van a simbolizar el cuerpo y la sangre del Señor, volváis otra vez a estar en comunión con Dios y renovar el pacto que hay entre él y tú, Iglesia del Señor. Repartición del pan y del vino A las 18:41 horas, después de la oración intercesora, el Apóstol de Jesucristo envió a los pastores y diáconos a repartir el pan al interior del templo, las calles aledañas y la Viña de Jezrrel, donde se concentró la juventud de la Iglesia. Minutos después, el Apóstol Naasón Joaquín encaminó sus pasos a la Viña de Jezrrel, donde personalmente repartió el pan entre algunos jóvenes. Grande alegría se desbordó entre la juventud de la Iglesia, quien no había tenido una experiencia semejante en su vida. Hace 21 años –en enero de 1994– fue la última ocasión que un Apóstol de Jesucristo visitó Colombia. Esta generación aún no había nacido. En el mismo espacio, dirigió unas palabras a los más de cinco mil jóvenes y señoritas reunidos. El consejo fue categórico: renovar la invitación para colaborar en la Obra espiritual. Permaneció con ellos durante veintitrés minutos. Posteriormente se dirigió de nuevo a la Casa de Oración. A las 19:40 horas, el Apóstol del Señor dijo: “Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”. Enseguida elevó su oración a Dios, y después invitó a los pastores y diáconos a llevar la copa de bendición a la Iglesia. El reloj marcaba las 19: 45 horas. A las 20:00 horas regresó de nuevo con los jóvenes. Ahora llevaba consigo la copa de vino para repartir personalmente el fruto de la vid entre algunos jóvenes y señoritas. Enmarcaron este histórico suceso el monte Quitasol y los edificios iluminados aledaños al municipio de Bello. A las 20:19 horas, después de permanecer unos minutos con la juventud colombiana, regresó al templo. Cuando finaliza la repartición de la Santa Cena entre la Iglesia, el Siervo de Dios destaca la importancia de haber participado de este memorial solemne: “Hoy renovamos el pacto hecho con Cristo el día que bajamos a las aguas del bautismo”. A las 21:00 horas, participa de la Santa Cena, juntamente con el Cuerpo Ministerial. A las 21:07 horas, el ministro José Saavedra lee el evangelio de San Juan, capítulo 17, como acontece en cada Santa Cena. Enseguida, el Siervo de Dios pide al Coro que entone el himno “Una firme esperanza”. Despedida Después de expresar a la Iglesia que en un par de días partirá del país, con mucho dolor, dice: “Yo dije en mi carta que pronto estaría con vosotros para entonar esa alabanza hermosa `En Gólgota Jesús murió victoria allí gano’. Hemos cumplido ya con la voluntad de Dios y de esa forma nuestro caminar al reino de los cielos continua. ¿Quieres que nos despidamos de este lugar con la alabanza? Yo partiré en un par de días, algunos partirán en la noche, otros el día de mañana. Pero algún día nos volveremos a encontrar para no volvernos a separar nunca jamás. Hasta entonces. Que la paz de Dios y la gracia de Jesucristo, que hoy nos ha abarcado, quede y more en sus corazones”. Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticlePresentación Apostólica en Asunción, Paraguay Next ArticlePresentación Apostólica en Houston, Texas February 14, 2015