HomeAgenda ApostólicaEl Apóstol de Jesucristo visita a las Iglesias de Zinapécuaro y Lomas de Guayangareo Agenda Apostólica El Apóstol de Jesucristo visita a las Iglesias de Zinapécuaro y Lomas de Guayangareo (Coordinación de Crónica Apostólica) — El mismo domingo 8 de octubre en que hizo su presentación en el Palacio del Arte, el Apóstol de Dios visitó dos Iglesias más en el bendecido Estado de Michoacán. Las Iglesia de Zinapécuaro y Lomas de Guayangareo fueron las bienaventuradas esa tarde-noche. Zinapécuaro es una población ubicada al noreste del Estado, que hace frontera con Guanajuato, donde la Iglesia del Señor cuenta con tres asentamientos: Zinapécuaro colonia El Seguro, Belisario Domínguez y Araró. El domingo al término de la presentación apostólica en Morelia, se dio la indicación de que todas las Iglesias regresaran a sus lugares para llevar a cabo el servicio de adoración a Dios en sus respectivas localidades; los hermanos de las tres Iglesias de Zinapécuaro que habían estado trabajando toda la noche en el Palacio del Arte de Morelia, volvieron a su lugar junto con su Encargado el hermano Adrián Amezcua Hernández, para llevar a cabo su servicio a las cinco de la tarde, como es el horario establecido para este culto dominical. En la Iglesia de la colonia El seguro se encontraban algunos hermanos de las otras obras e incluso algunas visitas que esa tarde habían invitado los hermanos, caía una lluvia moderada, presidía el servicio el hermano Feliciano Gonzáles, miembro de la Iglesia del Señor en ese lugar. Poco antes de las seis de la tarde, justo en el momento que el hermano Jesús Guevara ofrecía a Dios un capítulo de las sagradas escrituras, arribó el convoy apostólico. El vehículo se detuvo justo frente a la pequeña Casa de Oración y de él descendió el Varón de Dios, mientras los hermanos que se encontraban en el interior del templo dieron libertad a su alma para clamar con voces de júbilo y de salvación al tiempo que levantaban sus manos y sus rostros se cubrían de lágrimas de gozo. El Apóstol, descendió por unas pequeñas escaleras ubicadas en la entrada del recinto, recorrió el pequeño pasillo saludando a sus hijos de Zinapécuaro, quienes no podían creer que el Varón de Dios en persona estuviese esa tarde allí entre ellos, “Dios los bendiga, Dios los guarde, que alegría estar en este lugar” -les dijo, mientras caminaba pausadamente para llegar al ministerio. Al tomar el micrófono exclamó: “Mi corazón se llenó de alegría al ver la multitud de almas que nos visitaban, (en el evento de esa mañana) quiere decir que han tenido ese cuidado de estar dando ese hermoso testimonio”. Tomó como referencia la historia bíblica que narra el enfrentamiento del joven David contra el gigante Goliat, en que éste último al ver la aparente insignificancia de su oponente, lo amenazó diciendo que lo mataría y lo descuartizaría para dar cuerpo a comer a las aves de rapiña, pero el joven David le respondió: “Tu vienes a mí confiando en tu espada, tu escudo y tu jabalina, pero yo voy a ti, confiando en el nombre de Jehová de los ejércitos…” (V. 1ª Samuel cap.17). “…Tal vez se burlan de ti, pero hoy yo vengo a decirte: No tengas miedo, no, tengas temor, aquel que estuvo con aquel joven llamado David, es el mismo que está contigo, si alguno te desprecia porque te ve pequeño, pero ante Dios eres grande; sal, da testimonio y Dios hará caer a este gigante en tus manos… yo vengo a decirte: Ten esa confianza, Dios te va a bendecir, Dios te va a prosperar, Dios te va a multiplicar y algún día que yo pase por este lugar, yo voy a ver una hermosa Casa de Oración con cientos de hermanos alabando al Señor…” – fueron sus palabras de esa singular tarde para los hermanos de Zinapécuaro. Al despedirse de los hermanos y descender del ministerio, el pequeño grupo presente esa tarde se abalanzó al pasillo principal y comenzaron a decirle: “Dios lo bendiga Varón de Dios, Dios le pague por venir a este lugar, lo amamos…” El hombre de Dios se despidió de ellos con la promesa de volver pronto. Visita a los hermanos de Lomas de Guayangareo A las siete de la noche el Apóstol de Dios arribó a la Casa de Oración ubicada en el Centro de la ciudad de Morelia, conocida como Lomas de Guayangareo. El templo se encontraba totalmente abarrotado, por adultos, jóvenes y niños que al percatarse de la presencia del Hombre de Dios alzaron sus voces para dar la gloria al Dios de los cielos. El Siervo del Señor pasó al interior del templo y les dijo: “¡Qué alegría poder venir y observar a los hijos de Dios en sus lugares! Saber que la iglesia se ha extendido y saber que sigue creciendo cada vez más, y cómo no hermanos, si el que va con nosotros es un Dios Todopoderoso”. Enseguida parafraseó el pasaje bíblico cuando los muros de Jericó cayeron ante los ojos de todo el pueblo de Israel, y las palabras de Rahab explicando por qué brindo protección a los espías, “Nuestro corazón ya ha desfallecido porque sabemos que su Dios los lleva de triunfo en triunfo y donde van pasando, van arrasando con los pueblos, con las ciudades y no hay quien se pueda resistir a ustedes”. El Apóstol comparó aquella historia con la situación de la Iglesia del Señor en Michoacán ante el fanatismo religioso que aún impera en algunas poblaciones de esta entidad; sin embargo -les exhortó con ánimo inquebrantable: “Hoy, yo vengo a decirte: Aquel Dios, que le dio la victoria a Israel en Jericó, es el Dios que va al frente de nosotros; es el Dios que nos viene a decir que se encargará de derribar esas murallas del fanatismo para que entonces, en la predicación y en la evangelización que tú vas a hacer, Dios te de esas conquistas y te siga llevando de triunfo en triunfo. ¡Yo creo en ese Dios! te invito a que sigamos adelante, sigamos abriendo nuestros labios; aún falta luz en el mundo y nosotros hemos de llevar esa luz que es el evangelio de Cristo”. Entre tanto que los corazones correspondían entusiasmados a la hermosa incitación espiritual de que eran objeto, el Hombre de Dios se sobrepuso al clamor de la Iglesia y antes de elevar su oración a Dios expresó: “Permíteme levantar mis manos y pedirle al Señor que Dios te siga bendiciendo, que Dios te siga prosperando y que Dios te siga engrandeciendo para su gloria y su honra. Yo oigo de ese Dios poderoso que derribó las murallas de Jericó, yo he oído de ese Dios poderoso que introdujo a Israel en aquella tierra prometida; pero lo más importante es que yo le sirvo a ese Dios, ¡Él está con su hermano y Él está contigo! Así como aquel pueblo, salgamos a las calles, caminemos por las calles y pregonemos el Evangelio de Cristo…”, fue su encomienda final. Se despidió de ellos dejando sus corazones llenos de paz y comunión espiritual. Posteriormente el ministro local D.E. José Padilla, lo invitó pasar a la Casa pastoral donde le ofrecieron un alimento para el Apóstol y los ministros que le acompañaban. En la mesa el Siervo de Dios indicó al hermano José que adquieran las propiedades contiguas al templo a fin de hacer uno nuevo porque la promesa de Dios se está cumpliendo en todos los lugares y las construcciones de la Iglesia se han vuelto insuficientes para dar cabida al crecimiento que la amada esposa de Cristo está experimentando en esta Nueva Era. Al salir de la Casa pastoral, todos los hermanos que aguardaron en los atrios del santuario y en las banquetas lo esperaron para desearle que Dios le siga bendiciendo y prosperando en su camino. Algunos hermanos le hicieron alguna petición, otros como el hermano Encargado de la Iglesia de Zitácuaro, Santos Agustín Balam Cimé y su familia, se acercaron llenos de bendición a poner en sus manos un presente a nombre de la Iglesia que pastorea; el Apóstol de Dios como un hombre justo, agradeció a los hermanos el gesto de fe y amor hacia él y mandó una hermosa bendición a la iglesia de Zitácuaro. Finalmente abordó su vehículo y se despidió de los hermanos dejando una estela de abundante bendición que aún después de su partida, los hermanos pudieron disfrutar con una ferviente oración en el templo y con los abrazos y felicitaciones mutuas por bienaventuranza de haber recibido esa noche del 8 de octubre al más hermoso de los hijos de los hombres. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticlePresentación Apostólica en Morelia Next ArticleVisita Apostólica a la Iglesia de Pátzcuaro October 8, 2017