De plácemes, los hermanos de San Agustín Ecatepec, Estado de México: el Apóstol Naasón Joaquín los visita y deja su promesa de bendición

Trajo a la memoria a David, cuando se enfrentó al gigante Goliat, que estaba seguro de vencerlo, y encontró a un mancebo lleno de fe que reconocía el gran potencial bélico de Goliat pero sin temerle le advirtió: ¡Mas yo voy a ti en el nombre de Jehová de los Ejércitos! ¡Él te va a entregar hoy en mis manos! Y tomando una piedra de su bolso la lanzó al gigante, este cayó, Israel se llenó de valor y avanzó contra los filisteos.

Enseguida, comentó: “Al oír su alabanza, así lo he sentido en mi corazón. Dios me ha permitido una hermosa conquista. Dios me ha permitido por la representación que su Hermano tiene aquí en la tierra, ¡me ha permitido vencer al gigante Satanás y su oscuridad no prevalece sobre la tierra! ¡Ahora prevalece el Evangelio de Cristo!”.

Y abundó: “Y sabiendo que el enemigo ya no tiene ninguna opción, ninguna oportunidad de triunfo, ¡yo veo sus brazos levantados! Y habéis dicho: ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Yo quiero sentir más que en vuestras palabras, en vuestros hechos, esta palabra!”.

Enseguida, el Apóstol del Señor invitó a la Iglesia a que lo acompañara en una oración de acción de gracias y de adoración al Creador.

Antes de despedirse, dirigió unas palabras de bendición y prosperidad para esta floreciente Iglesia.

Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica.