HomeAgenda ApostólicaLa Luz del Mundo celebra la Santa Cena en Guadalajara Agenda Apostólica La Luz del Mundo celebra la Santa Cena en Guadalajara La anhelada fecha en que la Iglesia La Luz del Mundo celebraría la Santa cena había llegado, festividad que daría inicio en punto de las tres de la tarde. El culto de la madrugada se había suprimido para que todos disfrutaran de un completo descanso y para que el personal de la Dirección del Ceremonial pudiese realizar los preparativos con mayor prontitud; ya que los miles de hermanos convocados empezarían a dirigirse a los recintos de la sede y subsedes en donde se llevaría a cabo el memorial de la muerte del Señor Jesucristo. Los invitados de las 52 naciones extranjeras, en esta ocasión ingresarían al interior del templo sede de la cristiandad y los de la República mexicana participarían de la mesa del Señor en las colonias Betel y Maestro Aarón Joaquín. Los jóvenes lo harían en la Viña de Jezrrel. A las 11:00 horas el Pastor evangelista Job Zamora presidió ante el Cuerpo ministerial, el espacio de meditación en el que los pastores, diáconos y ministros en consagración terminaron de preparase para atender dignamente a la iglesia o Esposa del Cordero en Hermosa Provincia; tiempo de reflexión tras el cual los hermanos y hermanas ataviados ya con sus vestidos blancos, comenzaron a abarrotar las calles de las tres colonias. En la Calzada Dr. Samuel Joaquín se acomodaron algunos Coros con sus respectivos Directores y a las dos de la tarde ya el interior del templo Sede estaba pletórico de hermanos en los asientos de la derecha y de hermanas a la izquierda. Los levitas de los diversos países, con sus cánticos y alabanzas a Dios comenzaron a preparar el ánimo espiritual de la iglesia congregada, que glorificó llegado el momento de dar inicio el Servicio de adoración a Dios que presidieron los hermanos Nicolás Menchaca y Joel Herrera. A las 15:00 hora el P E Nicolás Menchaca invitó a la feligresía a hacer la oración de consagración y tras ella entonar una alabanza, momento en que el apóstol Naasón Joaquín García salió de su casa para ir primero a la colonia Bethel a acompañar a los hermanos de México. Ingresó a la colonia 20 minutos después departiendo bendiciones a los hermanos que de los diferentes países de la República mexicana estaban congregados en ese santuario, en los jardines y calles circundantes convertidas esos días en templo de adoración a Dios, al igual que en la colonia Hermosa Provincia. Salutación apostólica a los congregados en Bethel “He venido a verles y estar con mis hijos en mi entrañable Bethel. A ustedes y a todos los que se hospedaron en esta colonia de hijos de Dios les digo: ¡que la paz de Dios y la comunión de su hijo Jesucristo sea con vosotros!, esperando que en esta fiesta solemne la palabra haya preparado y limpiado su corazón; pero si algo falta, la oración de tu hermano Naasón perfeccione esa preparación.” Les dijo que Dios le inspiró ir a estar con ellos y agregó que su presencia en ese lugar se debía también al enorme deseo de reunirlos, atenderlos y servirlos como se merecen, porque son hijos de Dios; deseo que Cristo ya había tenido de juntar a Israel, como la gallina junta a sus polluelos y al sentirse despreciado lloró. En cambio su iglesia sí aceptó y por eso dijo el Varón de Dios, estaban en esa festividad para renovar el pacto de vida eterna que cada converso hizo al bautizarse. Mensaje de exhortación Para destacar el propósito espiritual y solemnidad del memorial al que los convocó, les dio un alegórico mensaje que basó en la lectura de Mateo, Cap. 27, verso 57, en el que el apóstol Mateo narra que José de Arimatea obtuvo el permiso de Pilato, para bajar el cuerpo sin vida de Jesús, el cual es valiosísimo para sus discípulos, a quienes dijo: Mi cuerpo es verdadera comida. El apóstol de Jesucristo al aludir este pasaje del evangelio, expresó el deseo que: así como José de Arimatea envolvió en una sábana limpia, el cuerpo santo del Maestro, así nosotros en este día, envolvamos nuestro corazón en un manto blanco, lo depositemos en un sepulcro nuevo recién cavado en la peña, que es el dolor y el sacrificio y en ese espacio sin impurezas y sin pecado, hagamos rodar una peña que resguarde nuestro corazón… para que nadie lo profane y así santificado esté listo para presentarse delante de Dios y cenar con su hijo en esta ceremonia en la habrá perdón de pecados, esperanza de vida eterna, comunión con Dios, con Cristo y con su Apóstol y permanencia en Dios, en su camino y en su Reino. Palabras de consuelo para los convocados Asimismo llevó también el anhelado consuelo a los congregados en la colonia Bethel, asegurándoles que para aquellos que se hubiesen preparado, él orará en su momento y si hubiese alguna falta oculta, su oración intercesora los hará dignos participantes, de manera que podrán sentarse a la mesa y cenar con Cristo. Palabras que cual bálsamo alegraron el alma de cada hermano y hermana, de cuyos rostros corrían lágrimas de amor y reconocimiento al que los ama y al Señor que dio su vida por el mundo, en un sacrificio anunciado por el profeta Isaías, Cap. 53, “sufrimientos que soportó el Maestro entregándose voluntariamente para dignificarnos por compasión a nosotros que éramos ajenos a su pueblo, que no teníamos esperanza, no teníamos un Padre y nos hizo hijos de Dios.” Agradecidos por la presencia del Apóstol, la iglesia glorificaba y ya de hinojos oraron a Dios, rogándole que con su gracia hiciese que el Varón de Dios, aunque ausente, estuviese en espíritu con ellos, el resto de la fiesta. Antes de retirarse del recinto, desde el balcón saludó a la iglesia de la explanada deseándoles paz y alegría espiritual en el banquete que Dios le inspiró preparar para todos; memorial santo que además servirá para que la gente en el mundo sepa que la iglesia está unida y sigue adelante. Los coros de varios Estados de México, con los puños en alto lo despidieron entonando el representativo himno del ministerio apostólico de esta nueva era: “yo soy soldado de la cruz y siervo del Señor”. El apóstol de Jesucristo en la colonia Mtro Aarón Joaquín. El apóstol de Jesucristo se marchó de la colonia Bethel a las 16:00 horas para dirigirse a la colonia Mtro. Aarón Joaquín, en donde encontró a los comensales llenos de júbilo, fervientes en el espíritu y felices con la anhelada presencia del enviado de Dios, que aunque fue breve en su presentación, les dejó bendecidos con sus palabras. Halo de santidad que les dio la consolación de que pronto recibirían la suficiente dignidad y limpieza para presentarse a la mesa del Señor. Esta confianza dejó entusiasmos a los miles de hermanos de México y de la Zona metropolitana de Guadalajara que se congregaron en el estadio del Centro Universitario de Educación Superior, también subsede de la Santa convocación. Al despedirse les aseguró que no estaban solos, que Cristo está con su iglesia y aún ausente o en Hermosa Provincia a donde se dirigía, su espíritu y su corazón quedaba con ellos. Los hermanos conmovidos por las atenciones del Apóstol de Jesucristo se quedaron disfrutando del Servicio de adoración que presidía el Diácono evangelista Arturo Ramos. La juventud congregada en viña de Jezrrel recibe al apóstol del Señor Ante el agobiante calor del sol, el apóstol Naasón Joaquín ingresó a la Viña de Jezrrel, hoy Centro recreativo Samuel Joaquín, en donde al ver el sol inclemente que bañaba sus rostros, se propuso animar el espíritu de los miles de jóvenes y señoritas que desde el mediodía se congregaron en ese lugar para participar en el memorial sagrado; pero “qué ánimo me infundió su recibimiento y disposición”, -dijo el Apóstol al ver la obediencia que les hizo permanecer en el sitio asignado para la juventud y en la empatía con la que abrazaban el consejo apostólico, dispuestos a apoyarlo en los propósitos espirituales en pro del crecimiento de la Iglesia; bendición que el Señor le anunciara aquel 8 de diciembre próximo pasado. Por ello con la certeza del cumplimiento de la promesa divina, salió reconfortado, consciente que Dios, de esos corazones jóvenes, ya le había permitido preparar a los mil Obreros que enviará a los campos de batalla a Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, España y Guinea Ecuatorial. El apóstol de Jesucristo en Hermosa provincia Cuando el reloj marcaba las 17:00 el apóstol Neaasón Joaquín se dirigió al majestuoso santuario sede de la cristiandad, a su paso por la calzada Dr. Samuel Joaquín saludaba y departía bendiciones, incluso en dos estaciones que le acondicionaron, se detuvo para expresarles la alegría que le producía ver a la iglesia que el Señor le entregó y contemplarla unida como un solo cuerpo. Esta misma percepción tuvo al ingresar al templo acompañado de sus hermanos los Pastores Benjamín y Uzziel Joaquín, alegría que fue expresando mientras se acercaba a su ministerio, “Dios los guarde compañeros y los siga prosperando.” Dijo a los miembros del Cuerpo ministerial comisionados para atender la mesa del Señor en esta colonia Hermosa Provincia, considerada el gozo de toda la tierra; gozo y reconocimiento que los comensales desbordan ante la llegada del Apóstol de Jesucristo. Salutación apostólica en el templo sede Ya en su ministerio y con la gracia que Dios le dispensa, glorificó a Dios exclamando: ¡Viva Jehová y sea bendita la roca! Después de orar a Dios les comunicó el deseo ardiente que tenía de celebrar esta festividad, que es una celebración espiritual que le sirve a la iglesia para santificarse y para él es un medio para cumplir su encomienda, ya que el Señor lo envió a ataviar a la iglesia, a embellecerla para recibir a su esposo que es Cristo que ya viene en las nubes y esta Santa convocación exige santidad en los comensales, a quienes deseó que la paz de Dios y el amor de Jesucristo reine en el corazón, paz que está seguro tendrán por estar en la tienda de los justos, “en la antesala del Reno de los cielos. Para continuar avivando el espíritu de la iglesia madre y de los miles de hermanos y hermanas de los 52 países del extranjero, los invitó a entonar el cántico “Cuando venga mi Señor”. Al concluir la alabanza dijo que el banquete que celebran es en recuerdo de la muerte y sacrificio del Señor. El apóstol de Jesucristo explica el significado de la Santa cena Con el propósito que tanto los invitados a la mesa del Señor, como la audiencia ajena al credo de La luz del mundo y los que la seguían por los medios televisivos y la internet, supiesen todo lo concerniente a la Santa cena, el apóstol de Jesucristo explicó todo lo que significa. Dijo que es el memorial sagrado que instituyó Cristo antes de ser entregado, su participación otorga perdón, la Iglesia La Luz del Mundo la celebra a través y con la autoridad apostólica vigente, el convocado come panes ácimos y jugo de la vid, su participación da comunión a miles que se unen en Cristo para ser uno con él. La santa cena es un acto de amor y de autoridad, es un recuerdo del sacrificio de Cristo, es el anuncio de su muerte y proclama de su resurrección. Para los cristianos de hoy es el paso a la libertad porque éramos esclavos del pecado. Es también el vínculo mediante el cual Dios reconcilia y por el que Cristo permanece en nosotros, es la puerta de la misericordia. En suma, la Santa Cena significa vida eterna, es la comunión, es esperanza de resurrección y con ella anunciamos la muerte de Cristo, mas no como derrota, sino como triunfo porque Cristo resucitó y ascendió a los cielos, en donde está junto a su Padre. Reiteró categórico: “Celebramos esta festividad con la autoridad apostólica de Naasón Joaquín, Siervo de Dios y apóstol, no por hombre ni por hombres, sino por Dios y por Jesucristo” y con esta investidura espiritual Dios le confirmó la encomienda que garantiza que habrá santa convocación, redención, comunión y vida terna. Asimismo destacó el hecho que el Cuerpo ministerial que lo acompaña lo recibiera por apóstol y se encontrara unido a la iglesia demostrando que son un solo cuerpo con el Siervo de Dios. El apóstol de Jesucristo nombra nuevos Diáconos El apóstol de Jesucristo destacó que durante las tres etapas de su gira universal percibió la falta de servidores en la iglesia, por lo que en esta festividad, Dios le inspiró dar el diaconado a más de treinta encargados recomendados por sus Pastores, por sus evidencias de trabajo, consagración y servicio a la iglesia. Con un consejo bíblico explicó los deberes de un diácono, entre los que destaca el privilegio de servir a la congregación; deberes encomendados por el Siervo del Señor después de nombrarlos, y con la autoridad que Cristo le ha dado al apóstol Naasón Joaquín, les dio el cargo ungiéndoles por medio de sus Pastores. Enseguida les especificó que este grado es un lugar de honra y honor; pero también de responsabilidad para conocimiento, edificación y unidad de la iglesia: No los llamo para acumular riquezas, porque ningún soldado que milita con Cristo se embaraza en los negocios del mundo, su servicio se debe a la iglesia pero con fe y con esperanza en la vida eterna. El que cumpla este servicio ganará la salvación y en aquel día el Señor le dirá: Venid bendito de mi padre a poseer las moradas eternas; pero se requiere perseverar en el bien hacer sirviendo a la iglesia, de manera que si el Señor viniere hoy los halle haciendo su voluntad. La iglesia que escuchaba con sumo respeto, los nombres de los nuevos diáconos, se sentía privilegiada con sus nuevos servidores, quienes fueron fortalecidos con la poderosa oración apostólica que en ruego y súplica dijo a su Señor: ¡pones espíritu de humildad en tu servicio a la iglesia, responsabilidad y amor, fidelidad y adhesión a la autoridad que Dios ha puesto en la tierra. Los pastores les impusieron las manos diciendo: “con la autoridad que me ha dado el apóstol Naasón, yo te unjo diácono de la Iglesia.” Unción de nuevos Pastores Ante la imperiosa necesidad de capitanes espirituales, el Apóstol del Señor comunicó a la iglesia, que el 12 de agosto le rogó en oración a Dios, que le diera los necesarios brazos para realizar la encomienda de expansión de la iglesia y como respuesta del Altísimo, Él le inspiró dar el grado de Pastor a 11 diáconos de confianza, a quienes ungió el propio Apóstol enfatizando que el pastorado es un ministerio de gran dignidad, pero para servir a la iglesia; por ello les ordenó: Sean leales a ella y fieles al ministerio apostólico, lealtad que demostrarán en el amor a la iglesia, sirviéndola con toda rectitud… la humildad, la sencillez para servir a la iglesia, para ser leales a Dios, a Cristo y al Siervo de Dios. Igualmente aprovechó este momento para reconocerles el tiempo que sirvieron al apóstol Samuel Joaquín. Dijo mostrarse orgulloso que también a él lo hayan reconocido y les anunció que “cual camellos espirituales los enviaré cargados de joyas y presentes para ataviar a la esposa el Cordero llevando esas piedras preciosas que adornen a la iglesia.” Con el fin de asegurar que estos nuevos Pastores cumplan cabalmente su misión y encomienda, el Varón de Dios les instó a hacer un voto a Dios, que levantado su mano derecha prometiesen, “que son servidores de la iglesia del Señor, que no la atiendan con prepotencia ni soberbia… -Por su parte sentenció- si incumplen, se ensoberbecen o se hinchan, yo oraré a Dios que su lengua se pegue a su paladar y no puedan caminar ni moverse.” El Apóstol incita la iglesia a valorar el sacrificio del Señor Jesucristo Para seguir desarrollando el protocolo de la San cena, el Varón de Dios narró una visión-manifestación de Dios, en la que el Altísimo le mostró el aposento en que el Señor cenó con sus amigos los apóstoles y como espectador le permitió presenciar todas las vejaciones que le hicieron al Hijo de Dios: bofetadas, azotes, escupitajos, puntapiés e improperios que la soldadesca le decía mofándose de él, mientras el Señor lloraba. El Apóstol quería consolarle, decirle que hay un gran pueblo que le ama. Incluso deseaba acercarse y decirle “yo estoy contigo” pero no podía porque sólo era un espectador en esa visión. Concluyó resumiendo que Dios le había permitido ver aquello para que sopesara la magnitud del sacrificio de Jesucristo y se lo dijera a la iglesia que ha creído que el Señor murió por nosotros. “Es a él al que venimos a celebrar, a recordar su muerte, a valorar su sacrificio y proclamar su resurrección, porque el Señor vive y todo lo que le pedimos a Dios en su nombre, nos lo concede.” Oración por los hermanos restaurados Enseguida refirió haber instituido en Dallas Texas un año de restauración para los hermanos que estuviesen alejados de la iglesia y al saber que muchos se habían asido de la misericordia, los invitó a salir a los pasillos del templo y de las calles para orar por ellos y reconciliarlos con Dios. La iglesia conmovida veía cómo de todas las bancas y filas salían hermanos y hermanas llorando de alegría glorificaban a Dios, porque cual hijos pródigos, el padre de familia celebraba su regreso. Oración de reconciliación por la iglesia universal Llegado el momento sublime que la iglesia aguardaba para poder participar de la mesa del Señor, la poderosa oración de reconciliación que el Apóstol de Jesucristo elevaría al Padre. Ya de rodillas y en oración los congregados lloraban y glorificaban, mientras el apóstol de Jesucristo, con la autoridad que Dios le ha dado, le rogaba que los perdonara e hiciera dignos participantes. En tanto el representante de Cristo en la tierra oraba por su pueblo, la presencia de Dios llenó el recinto y aún en las calles pletóricas, la iglesia suplicante, de hinojos y hablando en lenguas glorificaba disfrutando el sublime instante en que Dios escuchó la plegaria y sabiéndose reconciliados alababan a Cristo, al autor de la fe y a cuya mesa ya podrían sentarse y comer con él, gracias a la mediación apostólica El apóstol de Jesucristo bendice el pan En el momento más sublime de la festividad, el de bendecir el pan que simboliza el cuerpo de Cristo, la iglesia de pie escuchó que el embajador del reino de los cielos los instaba a celebrar el memorial, porque ya estaban listos y cual dignos comensales ya estaban con vestidos de boda, -les dijo-, y “…un día en los cielos también podrán participar en las bodas del Cordero.” Después de la poderosa oración el Siervo de Dios les aseguró que ya eran limpios, “…porque cuando el Señor me llamó no era así, yo empecé a orar por ustedes y Satanás los acusaba; pero yo le decía al Señor que los perdonara, que les permitiera santificarse en esta festividad, yo le dije: ¡Déjame prepararlos y limpiarlos, que se reconozcan y Tú les perdones, de manera que vuelvan a la gracia!” Estado espiritual que requiere tener la iglesia para poder participar y conmemorar la muerte del Señor, por lo que le dijo a la audiencia: “Es así es como la iglesia del Señor conmemora la muerte de Jesucristo, con toda espiritualidad, recogimiento y conciencia plena.” Para continuar avivando el espíritu de la iglesia, la invitó a entonar la alabanza 124 que a la letra dice: “Cuando venga mi Señor quiero esperarle, con mi lámpara encendida, de luz y paz…” Bendice el pan Al atardecer presentó el pan y lo bendijo diciendo: Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado tomó pan y habiendo dado gracias lo partió y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido, haced esto en memoria de mí. Por ello en esta conmemoración de la Luz del mundo, el pan representa el cuerpo de Cristo, el cual mandó a los hermanos congregados en las subsedes por medio de los Pastores de mayor edad, quienes aunque cansados en su cuerpo, mantienen avivado su espíritu, a varones que sirvieron a los dos anteriores apóstoles y actualmente al apóstol Naasón Joaquín. Los diáconos repartieron y dieron el pan, que los comensales degustaron con todo respeto. El apóstol de Jesucristo presenta el vino Ya era de noche cuando el apóstol de Jesucristo tomó la copa que representa la sangre del nuevo pacto con Cristo y la envió a los convidados a la sagrada cena, con el fin que bebiesen del fruto de la vid que repartieron los diáconos de la iglesia. Para esta encomienda comisionó a los pastores Antonio Adán, Leandro Ramírez, Job Zamora, Jesús Orozco y Arnulfo Meza, “todos ellos grandes guerreros, valientes y esforzados, de espíritu dispuesto, -dijo el apóstol de Jesucristo- y los envío a ellos para que la iglesia vea su entusiasmo en el servicio, su perseverancia y disposición.” Les ordenó llevar la copa y decir a la iglesia que el vino representa la sangre de Jesucristo y que al tomarlo quedará sellado el nuevo pacto con Dios, entonces Él dirá: estos son mis hijos. La iglesia rebozaba de alegría espiritual y el santuario se cimbraba con las glorias de más de 15 000 hermanos reunidos en el templo sede; contexto que también se vivió en las calles que circundan la glorieta central de la colonia Hermosa Provincia, en la Calzada Dr. Samuel Joaquín y en las subsedes en Bethel y Mtro. Aarón Joaquín. Invitación a proclamar la resurrección de Jesucristo En tanto los comensales bebían el vino, los levitas reunidos en el interior del templo entonaron la alabanza 470 “Resucitó la nueva dad”, estrofas que luego cantó toda la iglesia, porque esta fiesta no sólo es para memoria de la muerte del Señor, sino para proclamar su resurrección. Así que esta festividad también es de gran gozo, lo destacó el Varón de Dios asegurando que, “en el cielo Dios y los ángeles se regocijan, porque para Él es una bendición que estemos adorando a su hijo, al que resucitó. ¡Por eso nosotros no añoramos a Cristo, él resucitó y vivimos felices con él!, esta es la esperanza que tiene la Luz del mundo, que con él estaremos y le veremos vestido de gloria…” Como guía de la iglesia y miembro de ella, el apóstol de Jesucristo también anhelaba tomar la cena, deseo que realizó cuando el PE Uzziel Joaquín le dio el pan y el vino, los congregados lo acompañaron a orar a Dios con toda reverencia. Después de haber cenado invitó a entonar el himno 184, “En Gólgota Jesús murió, victoria allí ganó”, alabanza en la que se exalta el triunfo del Señor, de haber vencido la muerte, de haber resucitado; proclama que el Apóstol de Jesucristo encomendó a los convidados esperando verles el próximo año aquí en Hermosa Provincia y si él o alguno ya no viviera, -reiteró, “allá nos volveremos a ver en el cielo…” Agradecimiento a las autoridades Para dar por terminada la celebración, agradeció públicamente el apoyo y las facilidades que las autoridades del Estado dieron para el feliz desarrollo del evento, al Gobernador de Jalisco, a los Presidentes municipales de Guadalajara y Tonalá, al Secretario de Educación, por facilitarle más escuelas para hospedar a los hermanos, al Secretario de Salud por implementar medidas de prevención de enfermedades, a Vialidad y a la policía. Ofreció que la iglesia orará por ellos y les deseó que Dios los bendiga. Despedida Como corolario de la celebración que transcurrió a lo largo de más de 8 horas, aconsejó a la iglesia cumplir el deber de alabar siempre a Dios, a darle toda la gloria y a adorar a su hijo Jesucristo por obediencia y deseo del Padre, orden que ese día cumplieron todos los redimidos entonando alabanzas, orando y meditando en la gratitud que debemos al Señor y a Dios que lo aceptó por rescate de nuestra alma, sentir que los unió en la comunión de un solo cuerpo con Dios, Cristo y su Apóstol; quien para despedirles invitó a entonar el último cántico de la noche, el 378, con la intención que todos se retiraran con la esperanza que si son fieles y perseveran hasta el fin serán salvos y un día estarán en la patria del alma. “Dios les pague y bendiga, hermoso Cuerpo ministerial que me acompaña y ha creído en mí..” Finalmente agradeció a los hermanos de Guadalajara, la hospitalidad y a las 23:20 horas despidió a los visitantes deseando que lleguen bien a sus lugares de origen. Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticlePresentación Apostólica ante los jóvenes mayores de edad Next ArticleEl Apóstol de Jesucristo despide a los fieles asistentes a la Santa Cena August 14, 2015