Llega su mejor tiempo a Ciudad Victoria; lo ilustra el Apóstol Naasón Joaquín

En medio de un gozo sublime, total, que se vivió a lo largo de la presencia del Ungido de Dios en esta Casa de Oración, las palabras apostólicas hallaron inmediata respuesta.

El Gran Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín, les instruyó para que dieran testimonio de esta Verdad. Se mostró muy complacido porque los hermanos son Cartas abiertas, leídas incluso, por su buena conducta cristiana, y ciudadana, pero les demandó dar testimonio.

Esta doctrina, recalcó. tiene que ser predicada. Y les dijo que sus ojos veían ya en esta Ciudad Victoria un pueblo muy grande, pero también destacó que en su condición de hombre, también se cansa.
Por eso, les externó su deseo de ver en ellos a quienes sostengan sus brazos mientras Él ora a Dios para alcanzar la Victoria.

Fue cuando les ilustró que las palabras de un hombre de Dios no quedan en el aire, sino que son como aquel rocío que hace crecer la hierba.

Fe, el poderoso Manto de la Elección, un pueblo feliz, todos en el hueco de la mano de Dios, es lo que se aprecia aquí en Tamaulipas y en su capital Ciudad Victoria. Y vienen los mejores tiempos de la Iglesia en esta entidad federativa, que al través del Río Bravo colinda con Estados Unidos de América; y al este con el Golfo de México.

Pero siempre bajo el amor de un auténtico Apóstol de Jesucristo, que los cuida, que los ama, y que ya les dijo: ¡Heme aquí!