HomeAgenda ApostólicaEl Apóstol de Jesucristo reconoce la valentía de los hermanos de Tlahuelilpan, Hidalgo Agenda Apostólica El Apóstol de Jesucristo reconoce la valentía de los hermanos de Tlahuelilpan, Hidalgo El Apóstol de Jesucristo reconoce la valentía los hermanos de Tlahuelilpan, Hidalgo; indicó a los pastores cómo se debe recordar el 9 de junio (Coordinación de Crónica Apostólica) — “No es difícil para Dios salvar con muchos o con pocos”, alusión bíblica de la primera de Samuel, 14: 6-7, que el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, hizo en su visita a la iglesia de Tlahuelilpan, la mañana del 8 de junio, en donde expresó el orgullo que le daba la valentía de los hijos de Dios del estado de Hidalgo, en donde estaban solos luchando la batalla de la fe, como Jonatán y su paje contra los filisteos. Por ello, el Apóstol quiso visitarlos, y al saludarles desde su ministerio les dijo estar orgulloso de sus príncipes de ese lugar, y como Saúl, no sin temor y preocupación humana, porque son un grupo pequeño que ha salido triunfante. La Iglesia de Tlahuelilpan, Hidalgo, se encuentra en una localidad que en lengua náhuatl significa “en donde se riegan las tierras”; se localiza en el Suroeste del estado, a 70 kilómetros de Pachuca, en el valle de Mexquital. El templo se ubica en la calle María Anaya n. 6. Esta región, cuyo potencial económico es la agricultura, en la época prehispánica estuvo habitado por tribus otomíes y en contacto comercial con aztecas, toltecas y chichimecas, facilitando la transculturación y trueque de productos agrícolas y artesanales en su famoso tianguis; pero actualmente La Luz del Mundo está influyendo con su doctrina en varias poblaciones del estado. La Iglesia de Tlahuelilpan, cuna de obras y misiones que se convirtieron en iglesias. Inició la iglesia en 1971, con la predicación de obreros misioneros de la colonia Vallejo (Ciudad de México) y de Pachuca y se asentó tras la conversión de los hermanos, Arnulfo Ortiz, Francisca Ortiz Garrido, Socorro Hernández Juárez y Alejandro Mesa, cuyas familias han contribuido al desarrollo de esta comunidad en la construcción de la Casa de Oración y en la propagación del Evangelio; por lo que con gran orgullo —dijeron los entrevistados— de esta iglesia salieron cinco obras: Zimapan, Taxquillo, Ixmiquilpan, Chapantongo y Actopan, todas ellas establecidas en sus respectivos templos y fortalecidos, no sin obstáculos por el fanatismo de la población, pero muy agradecidas por el cambio para bien que trajo el Evangelio de un Apóstol de Jesucristo a sus vidas. Por ello henchidos de alegría loaban a Dios y agradecían que por primera vez un Apóstol pisara los atrios, entrara al templo y los honrara reconociéndoles su esfuerzo y trabajo de amor por la obra del Señor: “…me hace sentir un gran orgullo, porque aquí vosotros hermanos estáis combatiendo por el evangelio, me hace pensar en aquel tiempo cuando Jonatán fue a pelear contra los filisteos y su padre al ver el alboroto que hacían, preguntaba, ¿quién falta? ¡Qué hermoso fue, preocupación en lo humano, pero qué orgullo sintió cuando dijeron es el príncipe Jonatán el que está allá combatiendo”. Los hermanos de Tlahuelilpan están peleando la buena batalla de la fe Los ministros, junto con la Iglesia que lo invitó se vistieron de gloria y amor al escucharle decir: “Yo también quise estar hoy con vosotros, ¿por qué?, porque he volteado a estos lugares, a estos pueblos, a estas ciudades y he preguntado allí, quienes están y me han dicho allá también están los hijos de Dios, ¡los príncipes de Dios combatiendo y peleando la buena batalla de la fe! Entonces me he levantado y he dicho a mis generales: acompáñenme para decirles, ¡NO ESTAIS SOLOS: JEHOVÁ ACAMPA ALREDEDOR DE VOSOTROS, Y SUS ÁNGELES ESTAN CON VOSOTROS PARA DARLES LA FUERZA¡ Los hermanos y aún los niños recibían el reconocimiento a su fe y valentía, unos no podían contener el llanto, otros glorificaban a viva voz y los más caían de rodillas a orar a Dios. A su vez el Apóstol agregó: “Hermanos, Dios los bendiga, el pretexto era una comida, la realidad era contemplar vuestros rostros. Dios te bendiga y hasta el domingo donde yo los esperaré con mis brazos abiertos, para alegrarnos y gozarnos en nuestro Señor Jesucristo, la gracia de mi Señor te acompañe y el poder del Espíritu de Dios siga en tu corazón, Dios los bendiga y les guarde”. Los congregados glorificaban y manifestaban su alegría por tener entre ellos al Embajador del reino de los cielos, cuyo mensaje, aunque breve, fue suficiente para llenar de luz y fortaleza a la iglesia congregada y mientras salía del sagrado recinto, el Coro, dirigido por la hermana Claren Cruz entonaba el cántico “un estruendo majestuoso se escuchó”. El Apóstol Naasón iba acompañado de sus valientes guerreros, de pastores a quienes con gran emoción espiritual les agradeció, frente a la Iglesia, el apoyo que están siendo en su ministerio y el excelente trabajo que han realizado en la obra del Señor de la entidad. El hermano Abel Rodríguez, encargado de la Iglesia anfitriona, lo invitó a pasar al comedor, en donde tomó sus alimentos en compañía de su familia y de sus invitados, los pastores Benjamín Joaquín, Jonatán Mendoza, Rogelio Rojas, Juan Chávez, Adán Armenta y D.E. Eliud Ramírez, quienes convivieron en un ágape muy espiritual, porque el Siervo de Dios aprovechó el espacio para agradecerles su apoyo en esta décima etapa de su gira universal y valoró que la Iglesia los recibiera como si fuera el Apóstol el que les hablara, lo cual dijo que así es, “como el Centurión que por ser hombre de autoridad como su hermano, ordenaba y era obedecido…”. Agregó que le han informado que la Iglesia los recibe, porque comprende la autoridad que los envía o quién los representa es el mismo Apóstol. Lamentó no poder atender personalmente a la Iglesia, como lo hacía el Apóstol Aarón, porque la grey no era numerosa como en tiempos de su padre y actualmente de él, aunque reconoce que sus ministros van con su autoridad y la Iglesia los recibe porque así lo entienden y se lo demuestran en la consagración y fervor con que están esperando su presentación del domingo. De igual manera destacó la frescura y el candor con que los niños, como la samaritana, predican e invitan a sus amigos, vecinos y compañeros a venir a conocer a un Siervo de Dios, al respecto aclaró que no son la iglesia del mañana, son el presente y son sus futuros brazos en la misión evangelizadora que Dios le encomendó, porque es manifiesta la obra de Dios en su corazón. A su vez a los pastores les recomendó recordar mañana 9 de junio el aniversario del llamamiento del Apóstol Samuel Joaquín, aclaró que la Iglesia del Señor no recuerda la muerte de ningún Siervo de Dios, sólo la muerte del Señor Jesucristo, porque trajo vida y enfatizó la encomienda: “Lo que se debe recordar es el nacimiento y el llamamiento de los hombres de Dios, por lo que significa su vida para nosotros, porque son esperanza y consuelo…” . Reiteró que su valor no está en la persona, sino en que son los depositarios de la gracia y los administradores de los misterios revelados por Dios, continuamente, porque a él como a todo hombre de Dios, el Señor le comparte el conocimiento, les da a conocer su voluntad y lo que hable a la iglesia y no una vez, sino que en todo momento Dios se comunica con su Siervo. Recordar la manifestación de un hombre de Dios Enfatizó la indicación a los ministros: “recordar que mañana se celebra el día en que hubo una manifestación gloriosa…”, lo expresó como un mandato, no recordar a los que murieron, porque ya no están con nosotros, seguiremos recordando sus escritos, sus cartas, sus consejos que quedaron para enseñar el camino a la vida eterna”. En este tenor hizo remembranza de cómo el Apóstol Samuel se preocupó por la Iglesia y ella le respondió, “porque hasta su último aliento vio un pueblo unido y entregado, leal a su elección y orando toda la iglesia por su salud, manifestación de amor que él supo. De igual manera si los inicuos dicen que un día lloramos inconsolables y otro gritaron, fue por el consuelo de Dios a la iglesia…”. Reiteró que sólo se debe recordar la muerte del Señor, pero recordarlo glorioso, resucitado, magnificente, no como lo representan en los templos, crucificado y ensangrentado. Por lo tanto, nuestro recuerdo del Señor Jesucristo debe ser de corazón, reconociendo que Jesucristo vive y reine para siempre. Recibir la palabra implantada por un Apóstol, porque es para vida Retomando la razón por la que las conmemoraciones de los llamamientos de los Siervos de Dios son motivo de alegría, reiteró que es porque llevan la misma fuerza, la misma predicación y su palabra penetra al corazón, porque traen palabra de Dios. Verdad que comprobó el Apóstol Naasón Joaquín desde su primera etapa de su gira por Chile, en que vio la obra de Dios en el corazón de la iglesia, porque ya estaba confirmada su fe. Destacó que “Dios es el que se encarga de que los hermanos reciban la palabra de un Apóstol y el que la acepta se enriquece, porque emana de un hombre guiado por el Espíritu de Dios, que hace que el que lo escucha crea y se convierta, si alcanza a reconocer el don de Dios. A diferencia de los Siervos de Dios— aseveró categórico—- “hay pastores charlatanes que podrán mover masas porque emocionan la carne, lo humano del oyente, pero cuando escuchan la verdadera inspiración del espíritu de Dios, aquel que deja aquello y viene a la iglesia, recibe la doctrina que va a su alma y el que tiene sed de Dios se sacia…”. Agregó que esta obra la reconocen los Hombres de Dios, porque los hizo aptos para detectar la condición del corazón y porque Dios se mantiene en continua comunicación con ellos. Respecto a esta gracia, precisó que “Dios no habló al Apóstol Aarón sólo tres veces, platicar con Dios es común en los siervos de Dios, el apóstol Pablo lo confirma cuando el Señor lo llamó al apostolado…y esto habla cuando me siga apareciendo a ti (Hechos 26:16) por ello el que reconoce el don de Dios en sus enviados, reiteró el Siervo de Dios-, se estremece y su cuerpo tiembla ante la presencia de la bendición, en tiempo de David, él danzó porque ya estaba en la ciudad, lo que antes simbolizaba el arca…”. Fue notoria la seguridad con que afirmó que la responsabilidad y la misión de un Apóstol es polifacética, pues tiene facultad y competencia de profeta, vidente, atalaya, Siervo de Dios, Apóstol y maestro, vocaciones para las que Dios les da la suficiencia, porque los encuentra conforme su corazón y porque le piden al Señor los aperos que necesitan para ejercer su trabajo. De igual manera cuando Dios ve sinceridad y limpieza, nos da más de lo que le pedimos, Salomón no pidió riquezas, pidió sabiduría para gobernar al pueblo de Israel y Dios le dio más que eso. Los comensales le escuchaban conmovidos al comprender la magnitud de la gracia de recibir a un Enviado de Dios y llevar una vida de limpieza, “porque entonces el Altísimo añade a nuestra vida espiritual todo lo que necesitamos para servirle con el don que nos haya dado, si es el de liberalidad, con gusto ofrendar, si de predicación llevar las buenas nuevas con alegría y libertad, si tienes fe confiar plenamente… cumple con Dios y trae al alfolí y te va a dar mucho más. Ya para levantarse de la mesa dijo a los pastores invitados: Les encomiendo recordar, no la muerte del hermano Aarón, sino el inicio del llamamiento de otro Apóstol, Samuel Joaquín, la única muerte que celebraremos será la de Cristo y lo haremos con gozo y alegría. Antes de abordar su automóvil agradeció la invitación y recibió un reconocimiento del Batallón de evangelización de Tula, de manos del hermano Lorenzo Castillo Cervantes y su esposa Anabet Vázquez, matrimonio de hermanos que salieron de Amozoc , Puebla. A su vez el Ungido del Señor les dijo que dentro de poco van a empezar a recibir bendición y que cada vez que vea el reconocimiento los llevará en su oración. Se retiró dejando bendición a raudales entre los congregados. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. [srizonfbalbum id=1755] Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticleTizayuca habita al abrigo de Dios: el Gran Apóstol Naasón Joaquín los visita Next Article“El Llamamiento de los Apóstoles se recuerda con trabajo y obras”: instrucción apostólica dada en la Iglesia de Pachuca, Hidalgo June 8, 2017