HomeAgenda ApostólicaEl Apóstol Naasón Joaquín, en una visita inesperada, saluda a la Iglesia de Seattle, Washington Agenda Apostólica El Apóstol Naasón Joaquín, en una visita inesperada, saluda a la Iglesia de Seattle, Washington El domingo 5 de julio, en una visita inesperada, pero anhelada por todos, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, se presentó en la Iglesia de Seattle, Washington. Han transcurrido cinco meses desde el inicio de su Primera Gira Universal, que principió el 15 de enero en Talca, Chile, y concluyó –en su tercera etapa– el 21 de junio en Lisboa, Portugal. En lo que ha sido una ininterrumpida gira de trabajo, el Apóstol del Señor ha visitado desde entonces 11 países: se ha presentado en 23 iglesias –en Sudamérica, en el sureste de México y en Europa, sin incluir sus presentaciones en la Ciudad de México, Silao y Guadalajara–. A la par de su primera gira, la cual ha llevado consuelo y bendición a las almas, el Apóstol de Jesucristo continúa trabajando en las diferentes áreas de su labor apostólica: en la reestructuración administrativa de la Iglesia; en el diseño arquitectónico y urbanístico de la colonia Hermosa Provincia de Guadalajara; en la instrucción espiritual, moral, cívica y doctrinal del batallón espiritual de jóvenes misioneros que saldrá a los campos de batalla el próximo 16 de agosto –han expresado su disposición de incorporarse en contingente más de diez mil jóvenes a nivel mundial–; en la redacción de su reciente Epístola Universal; en la supervisión de las más de 2 mil congregaciones alrededor del mundo; en la preparación integral de la próxima Santa Convocación 2015; en la coordinación de los ministerios eclesiásticos; en las reuniones de trabajo con el Cuerpo Ministerial y la Plataforma de Profesionistas, entre otros. Salutación apostólica El reloj marcaba las 10:20 de la mañana cuando, acompañado de algunos de sus colaboradores, el Apóstol de Jesucristo se presentó en la Iglesia de Seattle, Washington. Esta visita, cabe destacarlo, fue inesperada: Dios inspiró a su Ungido para estar personalmente con los santos de esta ciudad y elevar junto con ellos una oración de gratitud y adoración al Creador. Mientras el Apóstol del Señor ingresaba por el pasillo central, con grande satisfacción saludaba a su paso a los hermanos y contemplaba las expresiones de júbilo y amor de los congregados –700 hermanos reunidos (500 en el interior del templo y 200 en el exterior)–, quienes expresaban con vehemencia: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bienvenido Apóstol del Señor! ¡Sus hijos de Seattle le amamos!”. A poco menos de siete meses de la manifestación de su Apostolado, las expresiones de amor y reconocimiento dan cuenta que el Manto de la Elección tocó desde el primer instante el corazón de los hermanos de Seattle –como ha sucedido en toda la Iglesia Universal–. La Obra Perfecta de la que Dios habló con su Elegido, la madrugada del 8 de diciembre de 2014, ha tenido puntual cumplimiento en la Iglesia del Señor. Desde el área ministerial, el Apóstol de Jesucristo invitó a los hermanos a elevar una oración a Dios para agradecer este hermoso encuentro. La ferviente plegaría se transformó en un estruendo: como un solo hombre, la Iglesia cayó en bendición y durante tres minutos se experimentó un hermoso avivamiento espiritual que, simbólicamente, estremeció la Casa de Oración. Ante tal manifestación, las primeras palabras del Apóstol fueron prácticamente inaudibles. Las expresiones de júbilo y algarabía espiritual de los hermanos, quienes daban gracias a Dios por permitirles ser testigos de esta bendición, no eran para menos: el padre en la fe se encontraba entre ellos. El profeta Eliseo y la mujer sunamita Después de saludar con la paz de Dios y la gracia de su hijo Jesucristo a la Iglesia de Seattle, Washington, el Apóstol trajo a la memoria el testimonio del profeta Eliseo y la mujer sunamita, cuando ésta le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. Y agregó: “La sunamita era una mujer que sintió una llama en su corazón que ardía de alegría. Cuando pasaba aquel hombre por aquellos lugares, dice la Escritura que constriñó al corazón de su esposo para que invitara a aquel hombre a comer y a sentase a la mesa con ellos. Así lo hizo una vez; así lo hizo dos veces; tal vez lo hizo tres o más veces…. Pero hubo un momento en que la mujer entendió algo muy hermoso y en esa comprensión espiritual voltea con su marido y le dice: ‘Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió’ “(Cf. 2ª Reyes 4:8-11). En consonancia con lo anterior, recordó que el hermano P.E. Benjamín Joaquín, pastor de la Iglesia de Seattle, invitó en su momento al Apóstol Samuel Joaquín para que visitara esta ciudad y aquí descansara; que tomara unos días de reposo en el arduo trabajo que él llevaba. Y agregó: “Quiero decirte que él tenía pensado venir a estos lugares. El hermano Benjamín, que a la vez es su hijo, lo había invitado de tu parte y le había dicho que tú le amabas y que deseabas convertirte en aquella casita-cuartito, como aquella mujer de Sunem, para que él pasara a este lugar a reposar. “El Apóstol Samuel Joaquín decía: ‘A mi me gusta mucho Seattle, es una ciudad muy hermosa, muy limpia, muy grande y que se presta para que yo pueda ir a descansar’. Y decía: ‘Sí, cómo no, hijo, voy a ir a aquel lugar a descansar. Y no solamente voy a ir yo solo, me voy a llevar a toda la familia para que estén conmigo, sabiendo que la Iglesia de Seattle me ama’. “Pero Dios ya no le permitió a nuestro hermano Samuel venir y cumplir la promesa que le hizo al hermano Benjamín, de pasar por estos lugares para descansar y reposar un tiempo con su familia. Todos supimos que su situación se fue agravando poco a poco, lo que nos llenó de dolor, angustia y tristeza. “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde antes del vientre de mi madre y me llamó por su gracia para ponerme en este Santo Ministerio y me puso para animar y consolar a toda la Iglesia del Señor y decirles que no están solos: ¡Que Dios y Cristo siguen con nosotros! ¡Que la Iglesia del Señor sigue adelante por su gracia y su amor! Cristo me ha enviado para que yo le predique en todo el mundo y a la vez le predique entre sus hijos”. Días de descanso: motivo de la visita a Seattle En otra parte de su presentación, el Apóstol de Dios refirió que su hermano, el P.E. Benjamín Joaquín, le dijo en días pasados: “Naasón: mi padre tenía conmigo una deuda de que yo quería darle unos días de descanso, y él me había dicho que iba a venire iba a traer a toda la familia. Yo también he creído que Dios te ha elegido. Yo también he creído, hermano, que Dios te ha levantado; y no solamente yo, también mi esposa, mis hijos y la Iglesia que estoy pastoreando han creído en ti y te han recibido como un Siervo de Dios. Permíteme que pueda también ofrecerte lo que yo le ofrecí a mi padre: un cuartito, una mesa, una silla y un pan, para que en este momento de trabajo que tú tienes, de parte de Dios, cuando pases por este lugar puedas descansar”. “Acepté la invitación del hermano Benjamín y le dije: ‘Yo no quiero presentarme ahorita en la Iglesia. En algún momento iré a estar con los hermanos de Seattle…’, pero me dijo: ‘No, no queremos que vayas a hablar ni queremos que vayas a trabajar: queremos que vengas a descansar, que estés unos dos o tres días para que puedas tomar fuerzas, porque también se aproxima una festividad en agosto que te absorberá de energía’. ¡Cómo no!, le respondí. “Ayer estuvimos muy contentos. Me da pena decirlo, pero es verdad: estuvimos descansando muy a gusto y tuvimos un pan que tú pusiste en nuestra mesa, y una silla para poder recrearnos un ratito en un momento de paz y tranquilidad, pero mi corazón estaba inquieto porque yo sé lo que habéis sufrido por la partida del Apóstol del Señor, como también sé lo que gozasteis al ver que Dios hizo la obra en tu corazón. “Yo volteaba a ver a mi familia y le decía: ‘Qué bendición tan grande es que Dios nos concede mantenernos unidos, pero más bendición es que la Iglesia nos siga amando, que nos siga queriendo, respetando y estimando de una forma hermosa, porque fuimos en tiempo pasado familia de un Apóstol de Jesucristo, como hoy también somos familia de otro Apóstol de Jesucristo. “Y les decía: ‘En esta oración para participar de nuestros alimentos, nos vamos a acordar que Dios les pague a los hermanos de Seattle y de las obritas aledañas, que con su granito de arena lograron que nosotros tengamos estos dos o tres días de tranquilidad y de descanso, y empecé a hacer mi oración, pero no podía pronunciar las palabras ‘bendice a los hermanos de este lugar’. Empezaba a abrir mis labios y decía: ‘Son mis hijos que tú me diste y yo quiero ir con ellos a decirles: ‘Seguro se halla el aprisco’, que estamos alegres, contentos… Por eso hoy quise venir contigo a decirte: ‘Vamos a agradecerle a nuestro Dios con una alabanza de adoración’. La alabanza número 90 de nuestros himnarios: “Con gratitud oh santo Dios, bendice mi alma tu bondad”. De nueva cuenta, la fervorosa oración de adoración al Creador que se elevó volvió a cimbrar, simbólicamente, los muros de la Casa de Oración en aquella ciudad estadounidense. Antes de concluir su presentación, el Apóstol de Jesucristo agradeció de nuevo la hospitalidad y generosidad mostradas y se despidió de sus hijos en la fe con un ósculo de amor. Las exclamaciones de alegría y gozo espiritual de la Iglesia de Seattle por la presencia del Varón de Dios estuvieron presentes en todo momento. En la despedida no sería la excepción. Este mismo día, en Alemania –país donde tuvo lugar la Reforma Protestante en el siglo XVI–, se celebraron los primeros bautismos en aquella nación europea. Por su parte, la semana pasada, en Bélgica, otras almas fueron bautizadas en el nombre de Jesucristo con autoridad divina. La promesa que Dios le hiciera a su Apóstol, la mañana del 8 de diciembre de 2014, se está cumpliendo con creces en el Viejo Continente. “Venid vosotros aparte… y descansad un poco”: Jesucristo a sus apóstoles Al hermano P.E. Noé Lugo le correspondió concluir la Escuela Dominical. Antes de despedirse, citó el pasaje bíblico donde Cristo recibe a sus apóstoles después de haberlos enviado a una misión. Después de esta gira de trabajo se reunieron con el Maestro “y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado”, y Él les dijo: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:30-31). Para ello, se condujeron “en una barca a un lugar desierto y apartado (Mateo 14:13): a una ciudad llamada Betsaida (Lucas 9:10). En el amor y la consideración con que Cristo los recibió, les concedió tiempo para descansar. Y es que el descanso corporal es necesario para todo ser humano, además de ser clave para una vida saludable. Al saber que el Apóstol de Jesucristo decidió tomar unos días de descanso, en compañía de su familia, para tomar nuevas fuerzas y continuar con denuedo su magno trabajo en las siguientes etapas de su Primera Gira Universal, es causa de alegría para la Iglesia del Señor. El Apóstol Pablo, en el contexto anterior, escribía: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1ª Corintios 6:19); en referencia a que nuestro cuerpo, que es para el servicio de Dios, debemos conservarlo con buena salud en todo tiempo. Con la visita y presentación del Apóstol Naasón Joaquín García en la Iglesia de Seattle, se sigue escribiendo, con notas de victoria, la historia del apostolado contemporáneo. Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticleSaludo y despedida del Apóstol del Señor a los hermanos de Lisboa Next ArticlePresentación Apostólica en el Anaheim Convention Center July 5, 2015