HomeAgenda ApostólicaIglesia de Zapotiltic: «Aunque vivas en un municipio pequeño, ante Dios estás presente, protegida en el hueco de su mano» Agenda Apostólica Iglesia de Zapotiltic: «Aunque vivas en un municipio pequeño, ante Dios estás presente, protegida en el hueco de su mano» (Coordinación de Crónica Apostólica) — El jueves 19 de octubre, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, procedente de Ciudad Guzmán, visitó la Iglesia de Huescalapa, en el municipio de Zapoltitic, Jalisco —ubicado a 116 kilómetros al sur de Guadalajara—. Acompañado por su esposa, la hermana Alma Zamora, y algunos de sus colaboradores, el Apóstol de Jesucristo arribó a la Casa de Oración, ubicada en la calle Colón n. 2, colonia Centro, a las 10:27 de la mañana. Fue recibido en la puerta del templo por el hermano Enc. Rubén Esparza, quien le dio la bienvenida. En el interior del pequeño templo, cuya ubicación se encuentra al pie de la carretera a Colima, se encontraban las hermanas y hermanos, ataviados con vestiduras blancas, cantando alabanzas, entretanto llegaba el esperado visitante: el Enviado de Dios. Cuando ingresó al templo, los hermanos sintieron en su interior la estela de bendición que el Apóstol de Jesucristo trajo a su paso. El Manto de la Elección tocó —como aconteció con Eliseo— los corazones de los creyentes, incluidos los niños, en este histórico encuentro: la primera visita que un Siervo de Dios realiza a esta iglesia. Al llegar a su ministerio, el Embajador del reino de los cielos dirigió un mensaje a la iglesia de Huescalapa: «Qué hermoso es pasar por estos lugares —municipios pequeños—… Al pasar por aquí se me dio una hermosa noticia: ‘Aquí hay un pequeño grupo de hijos de Dios’. Entonces, dije: ‘Yo quiero pasar a saludarlos, estar con ellos y decirles: “No estáis solos: sois hijos de Dios. Aunque estáis en estos municipios pequeños, delante de Dios estáis muy presentes, porque Dios los tiene en el hueco de su mano». «Por eso he venido a este lugar, para decirles que vosotros habéis creído que su Hermano es Enviado por Dios y que trae su bendición. Vengo a estar con ustedes, a orar y levantar mis manos para decirle al Señor: ‘Bendice a tus hijos en este lugar, multiplica y engrandece a esta iglesia’. Hoy veo un pequeño cuarto que funge como Casa de Oración, pero sé que algún día volveré a pasar por este lugar y veré un hermoso templo, el cual será visto por la gente cuando voltee a verlo y pregunte: ‘¿Qué es esto? ¡No es otra cosa que Casa de Dios y Puerta del Cielo. Dios los prospere, engrandezca y multiplique. No temáis: «El mismo Dios que dio la victoria a David frente a Goliat, es el que va al frente de nosotros» «Yo te contemplo, y aunque veo un pequeño grupo, eso no me amedrenta… Recuerdo inmediatamente la época en que la Palabra de Dios nos da testimonio de David, un mancebo que se enfrentó al gigante Goliat. El jovencito sintió un celo porque el gigante blasfemaba y ofendía al Pueblo de Israel. Y cuando vio que nadie se enfrentaba a Goliat, David, por la enseñanza que tenía de su padre —de creer y tener la confianza en el único Dios vivo—. Y le dijo Saúl a David: ‘No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud (…) Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo’ (1 Samuel 17: 33,37). —«Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza (…) Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo (…) Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer (…) Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré (…) Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra» (v. 1 Samuel 17)—. Del pasaje anterior, el Siervo de Dios comentó: «Aquel gigante se veía a así mismo fuerte, diestro y seguro, porque confiaba en sus propias fuerzas. Sin embargo, el mancebo no vio a aquel gigante y se amedrentó. Lo vio grande, poderoso y diestro en la batalla, pero luego lo comparó con su Dios y vio al filisteo tan insignificante, débil y pequeño, y expresó: ‘Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos’. Hemos leído cómo Dios le dio la victoria a aquel mancebo. «Alguien podrá decir: ‘La Iglesia La Luz del Mundo en este municipio es pequeña, se reúnen en un cuartito’… pero yo te digo: ‘Ten confianza. ¿Has creído en tu Hermano Naasón? ¿Crees que soy un Hombre de Dios y que Jesucristo me ha puesto para dirigir a su Iglesia?’, si es así, entonces no tengas temor. El mismo Dios que le dio la victoria a David frente a Goliat te la dará, porque es el mismo que va al frente de nosotros. Algunos te verán con menosprecio y dirán: ‘Son pequeños’, y tú les responderás una vez que llegues a sus puertas: ‘Un Apóstol de Jesucristo nos ha enviado a predicar el Evangelio eterno. Verás, si pones de tu parte, cómo Dios empezará a abrir los corazones. Despedida «Hoy me da mucha alegría. Veo a dos almas que han venido a un honrarnos con su presencia. Pero el día de mañana no serán dos: serán muchas almas que bendecirán el nombre del Señor; y entonces reconocerán que nuestro Dios y su hijo amado Jesucristo van al frente de esta Iglesia. ¡Sigue adelante! ¡Dios me ha prometido que esta Iglesia será multiplicada en grande manera, y así será! Únete a tu hermano Naasón y el día de mañana que yo pase por este lugar, si tú cumples mi encomienda y mi palabra, el Señor te multiplicará abundantemente». El reloj marcaba las 10:28 de la mañana cuando se despidió de los hermanos de Zapoltitic. La comunicación de dones y gracias espirituales que dejó el Enviado de Dios en esta pequeña iglesia, serán las herramientas espirituales para continuar con denuedo el trabajo de evangelización en esta localidad y cumplir así con el deseo de crecimiento y expansión de la Iglesia. El siguiente destino del periplo apostólico, fue la iglesia de Colima, ubicada a 65 kilómetros de distancia de Huescalapa. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. [srizonfbalbum id=2245] Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticleIglesia de Ciudad Guzmán: “Es tiempo de levantarnos; trabaja tus talentos para construir aquí una colonia de hijos de Dios” Next ArticleIglesia de Colima: «Vuelve a arrojar tus redes. El tiempo de la abundancia y la ciega ha llegado» October 19, 2017