HomeAgenda Apostólica«La Elección es conocimiento, fe y discernimiento: no es fanatismo. ¡No se aparten de la Elección!» Agenda Apostólica «La Elección es conocimiento, fe y discernimiento: no es fanatismo. ¡No se aparten de la Elección!» Consejo apostólico en la colonia Bethel (Coordinación de Crónica Apostólica) — El martes 17 de abril, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, elevó su plegaria matutina en el templo de la colonia Bethel, ubicado en el oriente de Guadalajara. El reloj marcaba las 4:27 de la mañana cuando salió de su casa con dirección al templo. El pastor de la Iglesia de la colonia Bethel, hermano P.E. Felipe Medina, así como seis diáconos y siete encargados, acompañaron al Embajador de Cristo en su trayecto a la Casa de Oración. A su paso por la calle Betsayda y el adoquinado atrio, un numeroso grupo de hermanos —hombres, mujeres y niños—, le saludaron, con singular efusividad, con su mano derecha levantada y con sendas expresiones de reconocimiento: «Bienvenido a su casa, Apóstol de Jesucristo», «Lo amamos», «Bendito el que viene en nombre del Señor»… En el recinto sagrado, el Orfeón local, a través de su cánticos espirituales, dio la bienvenida al insigne maestro. Portando un impecable uniforme blanco, combinado con tonos negro y gris, los integrantes del Coro de Bethel se unieron a la oración del justo, en compañía del la iglesia presente y los citados ministros. Entretanto el Apóstol Naasón Joaquín elevaba su plegaria al Creador, el Orfeón entonó las siguientes alabanzas: «Somos un Pueblo feliz» —himno que el Apóstol Naasón Joaquín escuchó por primera vez en Puerto Vallarta, y que en sus notas expresa la profunda felicidad que experimenta la Iglesia al vivir en esta época de dispensación— y «A solas al huerto yo voy». Al término de su plegaria, el Apóstol se despidió del Orfeón local: «Dios les pague por acompañarme, hermanos. Dios los bendiga». Entretanto, de regreso a su casa los hermanos de la colonia Bethel le saludaban a su paso, impregnados en sus corazones del amor, la fe, la gratitud y el reconocimiento a la Elección santa en esta nueva era. La Elección es directa de Dios: en ella no intervienen los ministros ni la Iglesia En la puerta de su casa, luego de acudir al jardín de la oración, el Apóstol de Jesucristo platicó con sus colaboradores: «Qué bonito es encontrarse con el amor de la iglesia. En todos los lugares que he visitado he experimentado las mismas manifestaciones de amor. ¡Qué hermoso es cuando Dios hace la obra en el corazón de la Iglesia!». Recordó que antes del inicio de su ministerio, cuando aún vivía el Apóstol Samuel Joaquín y su estado de salud era delicado, la iglesia permanecía en continúa oración en favor de él. En las últimas semanas del año 2014, una joven que se decía pertenecer a la generación de los «millennials» —personas nacidas entre los años 1980 y 2000— expresaba que cuando el el Siervo de Dios durmiera, correspondería a esa generación de jóvenes «asumir» el futuro de la Iglesia. Sus padres, carentes del entendimiento de Dios, así la secundaron: «!Qué inteligente es nuestra hija, está viendo el futuro de la Iglesia. No cabe duda que los nuevos ‘millennials’ son muy inteligentes!». Sin embargo, el Siervo de Dios así coligió: «Lo anterior no es cierto, era Satanás el que había desviado sus pensamientos; su actitud era la de un apóstata, porque en lugar de estar orando por la salud del Apóstol del Señor, como lo hacía la Iglesia Universal, en espera de la respuesta de Dios, aquellos especulaban sobre lo que es inescrutable: los designios de Dios». Y añadió: «Se olvidaron que en la Iglesia de Dios, como el Pueblo de Dios en la antigüedad, la Elección la lleva siempre Dios y no el Pueblo ni los ministros. En el tiempo antiguo no le correspondía a los jefes de las tribus elegir quién es el que los iba a dirigir, sino a Dios. Por citar un ejemplo, a Saúl se le había dicho que sus hijos quedarían en su lugar, que continuarían en el reino, pero posteriormente cambió el propósito divino y la bendición fue dada por Dios a otra descendencia; por el contrario, a Salomón le prometió que nunca faltaría un descendiente suyo en el trono: ‘Si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel’ (1 Reyes 9: 4-5). «En ambos casos, ¿tuvo que ver el Pueblo en ello?, no. Y aún el profeta que lloraba su destitución de aquella bendición, fue reprendido por Dios: ‘Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?’ (1 Samuel 16: 1), porque en el Pueblo, como en la Iglesia de Cristo, la decisión, la única decisión, es la de Dios». En otro momento refirió que algunos jóvenes «millennials» —entre quienes destacan los youtubers o vlogueros—, ejercen cierta influencia en millones de jóvenes. En contraparte, destacó que dicha influencia no permea en la Iglesia de Dios. Alguien dirá: «Los tiempos van cambiando y los jóvenes deben adaptarse a las costumbres, ideas y modas de la actualidad’…, sin embargo, para los hijos de Dios esto no es posible. Dijo Cristo: ‘El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’» (Mateo 24:35). En el transcurso de las épocas siguen cambiando las costumbres, las modas, las ideologías… Sin embargo, entre los jóvenes de la Iglesia —en el tiempo antiguo y ahora, en la época de la Restauración— la Palabra de Dios se encuentra arraigada en el corazón de cada uno de ellos, y al ponerla por obra esta sigue permaneciendo, porque proviene de Dios. Por la anterior, la Iglesia no tiene miedo a los cambios que experimenta la sociedad contemporánea. Como un ejemplo de lo anterior, cabe destacar que cuando salió a la luz el libro El código Da Vinci (2003), el Vaticano se pronunció en contra de su lectura porque —dijo— esta obra «atentaba contra la fe católica». Sin embargo, había una razón de fondo: se trataba de una novela contra otra novela; un cuento contra otro cuento; una fábula contra otra fábula… En cambio, en la Iglesia del Señor no hubo preocupación por la aparición del citado libro, a pesar de que en su momento algunas personas preguntaron: «¿A ustedes les tienen prohibida la lectura de ese libro?». La respuesta, sin duda alguna, fue sencilla y categórica: «No. Se trata obra literaria del género de ficción, y la lee quien así lo desee, pero como lo que es: una novela más, producto de la creación del autor, quien vive en nuestra época y, por ende, no puede testificar —fuera de la fantasía— lo que aconteció hace dos mil años. En relación con lo anterior, el Apóstol Naasón Joaquín destacó que ante los milagros que tuvieron lugar en Israel, en la época de Moisés y los profetas —cuando el Mar Rojo se abrió en dos partes, los muros de Jericó cayeron y el sol se detuvo (por citar algunos ejemplos)—, la ciencia continúa en la búsqueda de explicaciones sobre los sucesos en comento, sin que al presente se tengan evidencias que puedan desmentirlos. Algunos estudiosos, hipotéticamente, sostienen que el milagro ocurrido en el Mar Rojo fue resultado de un tsunami; que la caída de los muros de Jericó se debió a un terremoto de gran magnitud; y que la paralización del sol se produjo porque los astros se detuvieron. Enseguida, expresó: «Como haya sido, estos accidentes ocurrieron en un momento en que se necesitaban. Dios pudo haber utilizado un terremoto, las aguas del mar o los vientos, porque son sus ejércitos, si Él lo ordena. En el momento en que los hombres de Dios lo necesitaron, por cualquier situación que se presentaba, esos fenómenos naturales ya no eran obra de la casualidad». Dios, nuestro único protector y benefactor En relación con lo anterior, en una entrevista se le preguntó al Papa Francisco el porqué de los desastres naturales registrados alrededor del mundo, y este respondió: «Eso no lo sé. Son misterios de Dios». En contraparte, la respuesta del Apóstol de Jesucristo fue categórica: «Yo sí lo sé: Dios, de alguna forma, nos está reprendiendo y nos está poniendo límites. Así como destruyó a Sodoma y Gomorra (v. Génesis 19: 24), pueblos que vivieron en los extremos, y perdonó a Nínive, que también era un pueblo que se había conducido en dichos extremos, porque sus moradores, a diferencia de Sodoma y Gomorra, se arrepintieron (v. Jonás 3: 1-7). «Claro está que, para reprensión de algunos pueblos, Dios se valió de terremotos y en una ocasión hizo descender fuego del cielo —aunque algunos expliquen que este acontecimiento se debió a cometas que cayeron en la tierra—. Aunque los estudiosos den la explicación que consideren, es claro que también los astros, los cielos, los vientos, los mares y la tierra son ejércitos de Dios, y en un instante Él nos demuestra, con sus ejércitos, que nosotros no somos nada. Sin embargo, el que tiene el conocimiento de Dios dice: ‘Señor, hágase tu voluntad’, y en su voluntad Él nos toma del mundo y nos sostiene en el hueco de su mano y ahí nos lleva, porque confiamos en Él y sabemos que Dios es el único protector y benefactor que tenemos. «Ante las desgracias o accidentes naturales nos preguntan: ‘¿Y a ustedes no les pasa nada?’, sí nos pasa, porque vivimos las circunstancias naturales que el mundo vive; pero cuando le clamamos a Dios en oración, Él nos escucha y nos responde, esa es la gran diferencia. Lo anterior, lo permite para demostrar no solamente su poder, sino más aún: para demostrarnos su amor. Hay un Pueblo único sobre los pueblos de la tierra «Algunos afirman que los ‘youtubers’ o ‘vlogueros’ influyen en la sociedad, a través de sus vídeos, opiniones y comentarios sobre diversos temas. Sin embargo, recordemos que en medio de este mundo hay un Pueblo único, especial, distinto a todos los pueblos de la tierra, que tiene sus propias leyes… no leyes escritas en papel, sino en el corazón: ¡El Pueblo de Dios! ¡La Iglesia de Cristo! «Es cierto, el joven y la señorita, en lo humano, se verá atraído por la influencia de algunos ‘millennials’, siempre y cuando no se ofenda a Dios. Sin embargo, cuando llega a los jóvenes lo de Dios, ellos ven a quien representa a Dios y dicen: ‘Lo que él diga y como él lo disponga’, y enseguida meditan: ‘Es cierto, el mundo me atrae y en ocasiones mi carne quiere inclinarse al mal; pero hay algo más grande que mi gusto, mi parecer y mi pensamiento humano: esto se llama fe… la fe que Dios puso en mi corazón, y que reina en mi ser. «Yo voy a todos lados y es la misma fe, el mismo amor y las mismas manifestaciones. Yo me alegro porque los hermanos expresan por doquier: ‘Señor, gracias te damos porque nos has sacado de esas influencias mundanas’. Que alguno se haya descuidado, que haya querido correr en el desenfreno e ideas contrarias a la voluntad de Dios, fue porque se desapercibió… pero los que seguimos confiando en Dios, aquí estamos: seguimos adelante, con prosperidad, bendición y amor, viendo pasar al mundo. Es cierto, somos parte de él mientras no ofendamos a Dios». Dijo Cristo: «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (Juan 17: 15-16). «El problema consiste cuando, por medio de las citadas influencias, el joven ofende a Dios», acotó. En este tenor, puso el ejemplo de los jóvenes y niños de la Iglesia que, cuando algunos de sus compañeros los incitan al pecado, ellos responden: «No puedo condescender porque un Hombre de Dios me ha enseñado una forma de vida distinta, cimentada en la Palabra de Dios, y aquí me quedo», y medita para si: «Aunque mi carne me incita a condescender con ellos, mi espíritu y mi fe me dicen: ‘¡Yo busco mi salvación! ¡Aquí está la salvación!’». En relación con la generación de «millennials» pertenecientes a la Iglesia del Señor, estos son jóvenes y señoritas emprendedores, con ideas innovadoras. Conforme al mundo, la misma Iglesia los apoya para que se desarrollen y crezcan, sin que por ello olviden su fe y compromiso con Dios. Algunos jóvenes le preguntan a su encargado: «Hermano, voy a realizar este trabajo, voy a estudiar esta carrera, voy a iniciar esta empresa… Lo anterior anterior no ofende a Dios, porque vivimos en una era de prosperidad y bendición». La cizaña que el adversario siembra en el hermano desapercibido En otro momento, el Apóstol comentó: «En la iglesia no se tiene oprimido al joven; al contrario, este vive en plena libertad. No se le prohíbe que viaje. Si Dios le da una bendición, puede disfrutar el conocer otras culturas o países, pero sabe que regresando a su lugar seguirá sirviendo a Dios. Aún con la influencia del mundo, los jóvenes seguirán fieles al Señor». En el caso de la joven citada al principio, en ella no se manifestó inteligencia, sino apostasía. Enseguida, recapituló: «Aunque somos testigos de algunas costumbres del mundo, no olvidamos lo que escribió el Apóstol Pablo: ‘Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros, que andan en la vanidad de su mente’ (Efesios 4:17). En suma, participamos del mundo en lo que no ofende a Dios; nos alejamos de lo que lo ofende»: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8). El Embajador del reino de los cielos recordó que satanás, entre sus estratagemas y sutilezas, no descansa: busca sembrar la cizaña en los corazones, principalmente en los desapercibidos e inconstantes (v. Santiago 1:8). En este tenor, abundó: «La cizaña no deja de asistir a la iglesia: simplemente no se va. Aunque siga viniendo, dice: ‘Yo sí creo que está es la Iglesia de Dios, pero no creo en el que nos dirige’. No sé cómo funcione ese pensamiento, pero en ninguna institución humana sería posible: si alguien no reconoce ni toma en cuenta al director de una empresa o escuela, y además se resiste a colaborar con él, no puede funcionar en esa institución. Respecto de mi ministerio, los incrédulos decían al principio: ‘Dios va a dar testimonio’… sin embargo, han pasado más de tres años de triunfos y victorias, de ser un Pueblo feliz, y ya se cansaron de ‘esperar el ‘testimonio’, porque Dios no está sujeto al capricho, gusto o forma de pensar de nadie. Lo único que ahora contemplan es que Dios sigue dando testimonio de su voluntad, propósito y plan bendito, mismo que Él ya tenía trazado desde antes de la fundación del mundo». La prosperidad y bonanza profetizadas Antes de despedirse, recordó que el Apóstol Samuel Joaquin, en más de una ocasión, llegó a hablar sobre una posible persecución en contra de la Iglesia; sin embargo, en la última profecía que él habló a la iglesia, el 9 de junio de 2014, expresó: «No tengan miedo: sois hijos de Dios. Seréis muy prosperados». Enseguida, agregó: «Como Apóstol, era la boca de Dios, y el Altísimo, por medio de él, nos dijo en los últimos días de su vida que seríamos muy engrandecidos. No es como pensábamos nosotros, por lo que habíamos vivido en la antigüedad, en el principio de la Iglesia: es lo que Dios ahora estaba poniendo en sus labios: ‘No te preocupes, no tengas temor’. Dios manifiesta su voluntad y la Iglesia ha sido y es muy feliz. El 99.9% de ella aquí estamos. Somos parte de una Iglesia cada día más próspera, demostrándole al mundo, con los hechos, que Dios sigue estando con nosotros. La iglesia se ha multiplicado y aún lo salidos se han acercado». Para robustecer lo anterior, el Siervo de Dios refirió que en las etapas de su Gira Apostólica en la República Mexicana ha habido una presencia destacada de visitas. Por citar un ejemplo, mencionó el caso de su presentación en Aguascalientes, donde el 120% de los asistentes eran visitas, superando con creces a la propia membresía. De hecho, la mayoría de ellos ya se bautizaron y otros mas, en su mayoría, están próximos a dar ese paso. Y agregó: «No se trata de una presunción o vanagloria: es el reconocimiento de la iglesia al que dio su promesa, al que dijo: ‘¡Voy a estar con ustedes hasta lo último de la tierra! ¡No los dejaré solos!… Al que dijo: ‘¡Sois mis hijos y los voy a engrandecer y prosperar!’. Mi palabra sigue siendo la misma: ‘No se aparten de la Elección; pero también les digo: ‘La Elección es conocimiento no es fanatismo. La Elección es fe, conocimiento y discernimiento. Dijo Cristo: ‘Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí’ (Juan 5:39). «En el tiempo antiguo, Apolos, mientras perseveró en la Iglesia, reconoció que un judío, el Apóstol Pablo, les demostraba a los escribas y fariseos, con la misma Ley, el cumplimiento de Jesucristo. Lamentablemente, este colaborador se envaneció porque se dejó seducir por el conocimiento humano. Al final, la letra mató su fe. pero mientras perseveró en el conocimiento espiritual, este le sirvió para edificar su fe y la de la iglesia». Para finalizar su consejo apostólico de esta mañana, el Varón de Dios expresó: «Llego a casa y me da gusto ver la misma fe que contemplo en todo lugar… Algunas iglesias son grande y otras son pequeñas; sin embargo, veo la misma manifestación tanto en donde son miles como en donde son pocos: es la misma alegría y regocijo. Y lo habló con orgullo, gratitud y reconocimiento a mi Dios, que fue el que me puso al frente de su Pueblo. ¡Somos un pueblo feliz! Más aún: ¡Somos un Pueblo completamente feliz! ¡Somos un Pueblo que está lleno de ánimo, esperanza, vida y paz.! Vemos que al instante la contestación de Dios es tangible. Él nos hace partícipes de sus bendiciones». Reconocimiento y saludo apostólico al Cuerpo Ministerial Recordó que, hasta hace poco, los grupos de obreros eran un porcentaje mínimo respecto de la membresía en las iglesias: «Hoy, toda la iglesia está involucrada en la evangelización… y los hermanos son felices, porque no esperan meses: en el instante Dios da testimonio. Esto mismo hace que ellos se llenen de gozo y de ánimo». Enseguida, se dirigió a sus colaboradores —no solo a los presentes esta mañana, sino a todo su Cuerpo Ministerial—: «Ustedes, como buenos jardineros, abonan día a día esa buena tierra —las almas—. La parábola nos dice: ‘Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto…’ (Mateo 13: 27-28). ¿Quién es el enemigo?, el que no está de acuerdo y siente envidia por aquella persona que hace lo bueno, el que sembró la semilla buena y cuando nos descuidamos regó la cizaña… Pero hoy, con cuánta alegría y satisfacción puedo decir que todo el Cuerpo Ministerial —los ministros, batallones espirituales y jóvenes obreros— se han comportado como verdaderos amigos. Se sembró la buena semilla y ustedes han estado abonando, como bueno sembradores y trabajadores, la y la supervisan diariamente. En donde aparece un brote de cizaña, la cortan de inmediato para que no siga perjudicando a la planta, y que de esta manera la siembra siga creciendo de una forma hermosa y admirable ante el mundo. ¡Dios les pague y lo siga bendiciendo!». De esta manera, dejó su bendición apostólica a sus colaboradores, quienes trabajan en la viña del Señor alrededor del mundo. En esta mañana, la Iglesia de la colonia Bethel, cobijada amorosamente por el manto de la Elección, contempló y saludó con singular alegría a su maestro y guía espiritual. Se escribió esta mañana otro capítulo de la historia del apostolado contemporáneo, el de Naasón Joaquín, Siervo de Dios y Apóstol de Jesucristo por la gracia del Señor. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. [srizonfbalbum id=3004] Berea Staff, J.R. Share This Previous ArticleEn su oración matutina, el Apóstol de Jesucristo paga sus votos a Dios Next Article«No se separen de la Elección»: consejo apostólico a los ministros y a la Iglesia Universal April 17, 2018