HomeAgenda ApostólicaTransmitir a los hijos principios y valores cristianos. Agenda Apostólica Transmitir a los hijos principios y valores cristianos. «Transmitir a los hijos principios y valores cristianos: tarea permanente de los padres de familia»: Apóstol Naasón Joaquín (Coordinación de Crónica Apostólica) — El lunes 7 de enero, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, elevó su plegaria matutina en el templo de la colonia Hermosa Provincia, en Guadalajara. El reloj marcaba las 4:26 de la mañana cuando salió de su casa con dirección al templo. Algunos de sus colaboradores, quienes con antelación lo esperaban, lo acompañaron en su cita al recinto sagrado. En el interior del templo, el Apóstol Naasón Joaquín elevó su plegaria al Creador, mientras el Orfeón local entonaba el himno: «Si callare tus maravillas». Entre tanto, los ministros doblaron sus rodillas —en el atrio lateral del templo— y se unieron con devoción a la oración del justo. La fe: una necesidad de vida Al término de su plegaria, el Apóstol saludó a los miembros del Coro local y continuó su camino con dirección a su hogar. En la puerta de su casa, luego de acudir al jardín de la oración, platicó con sus colaboradores: «La instrucción de los principios y valores cristianos en nuestros hijos, abarca toda nuestra enseñanza, desde comenzar a enviar a nuestros niños a la consagración». Recordó que, a semejanza del cuidado que tienen los padres de familia al trasladar a sus hijos a la escuela —desde temprana edad—, de la misma manera deben llevarlos, con la diligencia que corresponde, a las consagraciones y estudios de niños. Habrá quien piense —comentó— que sus hijos aún son «pequeños» para que asistan a sus consagraciones; sin embargo, no piensan así cuando tienen que llevarlos al kínder, su primera etapa escolar —a los tres años de edad—. En el primer día de clases del niño, su madre se despide de él y lo deja en la escuela, con personas que no conoce. Aquel hijo llora, grita y sufre, porque en ese momento piensa que su madre lo abandonó. Ese primer día, para la mayoría de los alumnos, resulta ser un trauma. Para atenuar la angustia de sus hijos, los padres trabajan con ellos previamente, al prepararlos para que cuando los dejen en el plantel, sepan que todos los días, por la tarde, irán a recogerlo. De esta manera, el trauma se desvanece conforme asiste a diario al kínder. En este tenor, el Apóstol de Jesucristo comentó: «Los padres envían a sus hijos a la escuela porque la educación es una necesidad primaria. ¡La fe es una necesidad de vida!» Recordó que en la época del Apóstol Aarón Joaquín (1926-1964), la iglesia era instruida conforme a lo que iba necesitando. No se abarcaban muchos temas, es cierto; pero el principal era la formación en la fe del creyente. Cuando el Hermano Aarón vio que algunos jóvenes que estudiaron se olvidaron de la iglesia, por carecer de los principios y valores cristianos, limitó el estudio humano, porque para él, en ese momento, era más importante la formación en la fe. Y añadió: «Por eso dije: si la educación es un principio necesario en nuestra vida, ¡nuestra fe es vital!» —en las épocas de los Apóstoles Samuel Joaquín y Naasón Joaquín, se multiplicaron los profesionistas, académicos y empresarios a nivel internacional—. Instruye al niño en su carrera… En otro momento, se dio el testimonio de un joven de la Iglesia, quien a sus 14 años va ingresar a la Universidad. Al respecto, el Apóstol de Dios asentó que este estudiante tiene esa capacidad «porque fue educado con los principios de la Iglesia; educado conforme la fe del Señor». En este sentido, destacó que cuando el joven acude a la universidad, si alberga en su corazón los valores cristianos y principios de la Iglesia, nada ni nadie lo va a afectar. En contraparte, el joven que no tiene estos principios arraigados, es proclive a que mundo lo arrastre con sus ideas y costumbres. Enseguida, trajo a la memoria el siguiente pasaje: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6), y agregó: «Cuando el hermano ha sido instruido en los principios y valores cristianos, al llegar a la edad adulta tiene una sola enseñanza: el camino del Señor». Resaltó que aun cuando anduviera en pecado, a causa de su carnalidad, sus principios permanecen en su corazón, porque él no conoce otra enseñanza. En relación con la enseñanza de los principios y valores cristianos en la niñez de la Iglesia, destacó que este tema abarca todos los puntos —temor de Dios, piedad, respeto, liberalidad, respetar y hacer respetar su cuerpo, bautismo, gratitud, cuidado, entre otros—, y que también los adolescentes requieren de esta enseñanza: «A los adolescentes se les debe instruir sobre por qué asisten a la oración todos los días, por qué no van a bailes ni a lugares que para el mundo son comunes, por qué debe ser generoso… De esta forma están siendo formados, en su inicio, en los principios de la Iglesia». Enseguida, recordó el testimonio de Timoteo, colaborador del Apóstol Pablo: «Desde su infancia, este joven escuchó una enseñanza genuina, tanto de su madre y su abuela (v. 2 Timoteo 2: 5). A pesar de que su padre era griego, en donde la sabiduría era una corriente envolvente, él se crio en una fe genuina, auténtica, verdadera, real… Y no solamente conoció la enseñanza de la abuela: recibió de ella un buen ejemplo. Recordar los valores, principios y enseñanza a los hijos; la Palabra de Dios, la base «Reitero: el tema ‘Transmitir a los hijos principios y valores cristianos’, abarca todos los puntos… Yo he visto una juventud muy entregada al servicio de Dios. En la primera reunión que hice con los jóvenes en Silao, ninguno de ellos mostró un mal comportamiento; al contrario, la formación que recibieron desde su infancia se manifestó y permanecerá en ellos para toda la vida. Cada uno de ellos, en su comportamiento no aparentan conductas extrañas para que no los identifiquen con la iglesia; al contrario, se sienten orgullosos de su identidad espiritual. «Sin embargo, como padres de familia no debemos hacer una falsa confianza. Debemos de continuar recordándoles los valores, principios y enseñanza; que haya una palabra constante sobre ellos». En un paralelismo —en el contexto de la reciente creación del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Salud (ICTIS), establecido por el Apóstol de Jesucristo en pro de la salud del Cuerpo Ministerial y de la Iglesia del Señor—, expresó: «Si vamos hablar de la salud, es necesario que comprender porque se está comenzando ese cambio de hábitos. Cuando hay una comprensión y entendimiento del por qué, hay una convicción de lo que se hace. Si el hermano desconoce el por qué, seguirá consumiendo alimentos procesados, que los están matando, y que cada vez están ocasionando más enfermedades. El conocimiento nos ayuda a hacer las cosas por convicción. En relación con la doctrina, también es de la misma manera. «El joven y la señorita que a los 14 años bajan a las aguas del bautismo, descienden a las pilas con lágrimas, convencidos y anhelantes de ser bautizados… Es muy bonito que nosotros sigamos inculcando nuestros principios a los niños y jóvenes. ¿Cuántas veces?, todos los días de nuestra vida». Forjar principios y valores: indicación apostólica para los padres de familia, ministros y profesionistas Indicó que para dicho propósito, dará instrucciones para que los ministros y encargados de grupo hagan equipo con los hermanos pedagogos y, de esta manera, faciliten la instrucción a los niños y adolescentes; en suma, que los profesionistas hagan sinergia con los ministros y las iglesias. Y agregó: «La enseñanza de la iglesia no es radical ni esclaviza; por el contrario, nos enseña a aprender la necesidad de Dios que el alma experimenta día a día… necesidad que cuando llegan las visitas al templo dicen: ‘Aquí se experimenta una paz’… Cada que venimos al templo expresamos las necesidades de nuestra alma. La instrucción espiritual: base de los principios que permanecen grabados en el corazón del creyente En otro momento, el Apóstol Naasón Joaquín recordó que cuando fue el director de la Jurisdicción Norte de la Iglesia La Luz del Mundo (2003-2014), elaboró, junto con su equipo de trabajo, tres tomos del libro «Mis principios» —publicados en 2012—, editados en el mismo formato de los libros de educación primaria: «En estos libros no iban insertos temas explicados; eran temas con textos y ejercicios… No llevaban una explicación, porque los ministros o encargados de grupo, quienes conocen la doctrina, basados en los textos desarrollaban la enseñanza. Se trató de una guía con temas bíblicos, pero sin la explicación correspondiente». En este tenor, recordó que algunos religiosos adquirieron dichos libros: «Sin embargo, aunque se llevaron el texto, les falta a ellos lo esencial: el Espíritu de Dios. Van a explicar conforme ellos piensan, porque el texto, por sí solo, no da una explicación porque es literal». En otro momento, comentó: «Es bonito que no nos olvidemos de nuestros principios. Hay que estarlos recordando todos los días de nuestra vida». En este sentido, destacó que algunos hermanos tienen enmarcados, en las paredes de sus cuartos, pergaminos con frases de la Sagrada Escritura. De manera particular, sobresalen los libros de Proverbios y Salmos, palabras que inspiran tranquilidad, paz y confianza en Dios. Al salir de su hogar, y al entrar, leen diariamente una frase de la biblia. Conocer a Dios es vivirlo, y luego reconocerlo, sujetarse y obedecer su Palabra Enseguida, un hermano pastor mencionó el siguiente pasaje: «Pero murió Josué hijo de Nun (…) Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel (Jueces 2: 8,10). El ministro comentó que los padres, aunque tenían el conocimiento de Dios y su testimonio, dejaron de instruir a sus hijos, y estos a su descendencia, hasta llegar a una generación que no conocía a Dios. Al respecto, el Apóstol de Jesucristo comentó: «Cuando hay la debida instrucción espiritual en los niños, los principios quedan grabados en el corazón del hermano. Es por ello que se tiene que fomentar educación de principios y valores cristianos en nuestros hijos. «Y es que, conocer a Dios no es solo saber qué hay un Dios que existe. No es lo mismo decir que se ‘conoce’ a una persona cuando nunca se le ha tratado, y que solo se le ‘conoce’ de vista. Alguien dirá: ‘Sí lo conozco. Nada más lo he visto pasar’. Eso no es conocer a alguien. Sin embargo, qué diferencia cuando nos preguntan: ‘¿Y cómo lo conoces?’: ‘Fuimos amigos, jugaba con él, conozco sus gustos, convivimos… ¡Claro que lo conozco! Te puedo dar referencias de él’. «Todos saben que existe un Dios. Si se le pregunta a las personas: ‘¿Lo conoce?’, la respuesta es —entre otras—: ‘Si, vive en los cielos’. Sin embargo, conocerlo es vivirlo, y luego reconocerlo, sujetarse y obedecer su Palabra». Esta mañana, el hermano P.E. Juan Peláez concluyó su administración en la Oficina Pastoral. Por indicación apostólica, asumió la responsabilidad el hermano P.E. Israel Tirado. A ambos saludó y dirigió unas palabras durante el desayuno. A siete días de haber iniciado el año 2019, que será de bendición y prosperidad para los hijos de Dios, el Apóstol de Jesucristo se despidió de sus colaboradores. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. Berea Staff, J.R. Share This Previous ArticleDesde las colonias Bethel y Lomas del Gallo, el Apóstol Naasón Joaquín eleva su plegaria matutina Next Article«Fe y fanatismo: sus diferencias en orígenes y manifestaciones»: enseñanza apostólica a la Iglesia January 7, 2019