HomeAgenda Apostólica«El Evangelio de Jesucristo: alternativa viable ante el descontento y la descomposición social»: mensaje apostólico en Tamaulipas Agenda Apostólica «El Evangelio de Jesucristo: alternativa viable ante el descontento y la descomposición social»: mensaje apostólico en Tamaulipas (Coordinación de Crónica Apostólica) — El domingo 3 de febrero, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, visitó a sus hijos en la fe en el estado de Tamaulipas. En el marco de la Decimoquinta Etapa de su Gira Universal por las iglesias de El Caribe (República Dominicana, Curazao, Puerto Rico, Cuba y Haití), que tendrá lugar durante el mes de febrero de 2019, Dios le inspiró comenzar su histórico periplo en esta región fronteriza. La anhelada presentación apostólica tuvo como sede el «Centro de Convenciones Expo Tampico», ubicado en las inmediaciones de la Laguna del Carpintero. En Tampico —que es el centro de una extensa región de casi tres millones de habitantes—, el Apóstol de Jesucristo concluyó sus presentaciones en los 31 estados de la República Mexicana y la Ciudad de México, en el marco de su Primera Gira Universal, que inició en la ciudad de Talca, Chile, el 15 de enero de 2015 —cabe recordar que la primera presentación del Apóstol en México, tuvo lugar el domingo 22 de marzo de 2015, en Tapachula, Chiapas. «La Iglesia gloriosa: sus características», fue el tema abordado en esa ocasión—. Cabe destacar que en las quince etapas de su Primera Gira Universal, el Apóstol de Jesucristo ha atestiguado, junto con el Cuerpo Ministerial y la Iglesia Universal, la promesa que Dios le hizo la mañana del 8 de diciembre de 2014: «Naasón: tú estarás al frente de este Pueblo… ¡Yo haré la Obra perfecta en los corazones!… ¡Tú serás el consuelo de este Pueblo!…». En los cinco continentes, aún en los lugares geográficos más inhóspitos, el Manto de la Elección ha tocado el corazón de los creyentes y sigue cubriéndolos. La Iglesia de Jesucristo, desde el 14 de diciembre de 2014, se ha multiplicado sobremanera. Los jóvenes y los niños, en sus respectivos entornos y capacidades, se han unido a esta hermosa historia, la de la evangelización mundial. En esta nueva era apostólica, ha florecido la Iglesia del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad en diferentes países: Alemania, Bélgica, Gabón, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Polonia, Sao Tomé y Príncipe y Sudáfrica. «No es tardanza mi llegada a vosotros: es confianza y seguridad de vuestra fe y madurez espiritual», salutación apostólica a la Iglesia de Tamaulipas El reloj marcaba las 10:34 de la mañana cuando el Apóstol Naasón Joaquín, arribó al espacioso auditorio. Con antelación, lo esperaban siete pastores en el ingreso principal —los hermanos P.D. Daniel Valerio, P.E. José Moreno, P.E. Miguel González, P.E. Abisaí Moreno, P.E. Joel Herrera, P.E. Jorge Vázquez y P.E. César Bastarrachea—, quienes, luego de la llegada del insigne maestro, lo acompañaron en su recorrido al interior del auditorio, que en ese momento se erigió como recinto sagrado. Provenientes de diferentes municipios del estado, desde temprana hora se dieron cita en la sede del evento los miles de hermanos que esperaban con antelación este día de bendición. Hombres, mujeres y niños, ataviados de blanco, ingresaban con orden y compostura por la puerta principal. Se agregaron a ellos cientos de visitas, incluidas autoridades estatales y locales. El día anhelado, en suma, por la Iglesia de Tamaulipas, el de recibir en su seno al Enviado de Dios, había llegado. Previo a la presentación apostólica, el hermano P.E. Jesús Magallón presidió la consagración. Los Coros de Nuevo Léon, San Luis Potosí y Tamaulipas, a través de sus cánticos avivaron el fuego espiritual de los congregados, quienes no cesaban de dar gracias a Dios, por las bendiciones alcanzadas y de glorificar el nombre de Jesucristo. En el momento en que el Apóstol de Jesucristo ingresó al pletórico auditorio, los Orfeones entonaron el himno «Contigo soy tan feliz» —sus estentóreas notas se lanzaron a escucharon en el exterior del auditorio—. El júbilo y la algarabía espiritual de los hermanos tamaulipecos se desbordaron a raudales. El día esperado desde la gloriosa manifestación apostólica —el domingo 14 de diciembre de 2014— había llegado: el Apóstol Naasón Joaquín pisaba el estado de Tamaulipas, donde comunicaría dones espirituales y dejaría su bendición apostólica. En su ministerio, el Apóstol de Jesucristo inició su presentación con un saludo: «Qué orgullo, satisfacción y alegría invaden mi ser al presentarme una vez más ante vosotros… Veo el amor con que me habéis recibido y no puedo decir otra cosa, porque no es el amor al hombre: no es mi cuerpo físico ni mi personalidad los que han conquistado vuestros corazones. Con mi corazón ensanchado por el amor de Jesucristo, y abriendo mis brazos paternales, tengo la dicha de deciros: ¡La paz de Dios y la gracia de Jesucristo abunden en cada uno de vuestros corazones! «Hermanos de Tamaulipas, participantes del don celestial por medio de la consolación alcanzada: el recibimiento que me habéis dado en las palabras del hermano que me dio la bienvenida, las manifestaciones de amor que observo en vuestras alabanzas y el testimonio que Dios me ha hecho sentir, respecto de vosotros, me permite afirmar: ¡También vosotros habéis creído que Dios me ha enviado! ¡Dios los ha cubierto con el Manto de su Elección». Enseguida, destacó que Tamaulipas era el estado de la República Mexicana que le faltaba visitar, dentro del marco de la Primera Gira Universal que Dios le ha inspirado realizar. «Hoy que el Señor me permite estar con vosotros, os digo con gran amor: Hijos amados de Tamaulipas: no es tardanza mi llegada a vosotros: es confianza y seguridad de vuestra fe y madurez espiritual. Sé que me estabais esperando con el mismo anhelo que yo deseaba verles… También yo me inquietaba porque deseaba este encuentro y al verlo hecho una realidad, exclamo: ‘Yo, y los hijos que Dios me ha dado en Tamaulipas, unidos conforme a la promesa divina: como un solo hombre y un solo corazón’.» Iglesia de Tamaulipas: fiel a la Elección de los Apóstoles de la Restauración Luego de la salutación apostólica, el Mensajero del Evangelio eterno externó que sintió la inspiración de iniciar la Decimoquinta Etapa de su Gira Universal en la ciudad de Tampico, Tamaulipas, en razón de que esta ciudad entraña para él una enorme confianza y gratos recuerdos. «Hermanos de Tamaulipas: a ustedes les consta que en múltiples ocasiones Y oportunidades los acompañé en visita de trabajo, cuando el Apóstol Samuel Joaquín me los había encargado como parte de la Jurisdicción Norte de la Iglesia La Luz del Mundo. Aquí en Tampico: Inicié las capacitaciones legales al Cuerpo Ministerial. Entregué a la representación del Senado de la República las peticiones para la defensa de nuestras libertades, como cristianos y cómo ciudadanos. Trabajé, junto con los ministros, por la defensa de nuestros derechos. Luché junto con la Iglesia de Tamaulipas por mantener viva la llama del Evangelio. Y añadió: «Ahora llego a vosotros con una inmensa alegría. En aquellas visitas y eventos realizados en esta y en otras ciudades, me alegré y experimenté la solicitud de vuestra obediencia, por cuanto sabíais que venía de parte del Siervo de Dios. Así como un grande amor y respeto hacia mi persona, por la misma familiaridad. «Sin embargo, hoy llego a vosotros como a Dios le ha placido: ¡estoy aquí por la gracia del Señor, como Apóstol de Jesucristo! No estoy presente para informarle al Siervo de Dios el testimonio de vuestra fe, obediencia y solicitud. Hoy, como Apóstol de Jesucristo te digo: ¡Qué hermoso testimonio el vuestro, hermanos de Tamaulipas! Estamos atados por las mismas cuerdas de amor, y estas cuerdas nos cayeron en lugares deleitosos y vivimos esta hermosa herencia, la que Dios nos ha dado. Yo te conocí enamorada de la Elección, y hoy que regreso, después de nueve años, te encuentro más hermosa: un árbol lleno de frutos de justicia y en espera de tu Señor». «Por mis hijos, la defensa del régimen de libertades»: testimonio profético acontecido en Tampico Luego de la reflexión anterior, trajo a la memoria el testimonio del doctor Héctor Guillén, médico oftalmólogo peruano, quien participó con una ponencia en el Cuarto Simposium «Libertad Religiosa. Respeto al Estado laico», organizado por la Jurisdicción Norte de la Iglesia La Luz del Mundo —a cargo del Apóstol Naasón, en ese entonces Director y Pastor Jurisdiccional—, que tuvo lugar el 28 de marzo de 2007 en el Auditorio Metropolitano de Tampico. Así recordó el testimonio: «En uno de los eventos que celebramos en Tampico, en el que defendimos nuestro régimen de libertades, acudió a nuestra reunión el doctor Héctor Guillén, un libre pensador peruano, quien compartió sus impresiones de cómo se vive en un régimen casi impositivo (Estado confesional). A través de su testimonio, él nos daba ánimo para seguir luchando por la defensa de nuestras libertades, que peleábamos por consejo e indicación del Apóstol de Jesucristo Samuel Joaquín. «Una vez que terminó el evento, aquel hombre me preguntó por qué encabezaba este trabajo, por qué defendía las libertades y la dignidad humana, y por qué sentía yo tanta pasión al exigir al gobierno que siguiera defendiendo y conservara dichas libertades. Mi respuesta al doctor fue categórica: ‘Esta defensa la realizo por mis hijos, porque yo quiero que ellos crezcan en un país libre, que tengan el derecho de poder decidir a a qué religión pertenecer, sin imposiciones de ajenos. Y si pertenecen a alguna, que lo hagan con plena libertad’. «Es verdad, esto era lo que el Varón de Dios nos inculcaba a nosotros cuando nos decía: ‘Yo he luchado en favor de vosotros. Ahora les corresponde a vosotros pelear también por sus hijos, para que esta libertad que hemos alcanzado, y dignidad que tenemos como seres humanos y cristianos, siga prevaleciendo y fue fortalezca cada día en nuestro país, y de esta manera podamos seguir bendiciendo y adorando a Dios con plena libertad’. «Es verdad, en aquel entonces yo pensaba en mis tres hijos —Adoraim, Eldai y Sibma—. Pero la respuesta, ahora lo entiendo, era dirigida por el Espíritu de Dios, porque Dios sabía que no era solo por mis tres hijos por quien yo quería y debería luchar, sino por los hijos espirituales que Él me iba a entregar: por una grande multitud de hijos que iban a estar bajo mi manto, y por los cuales yo debería, y seguiré luchando, hasta mi último aliento. «En aquella respuesta que le di al doctor Guillén, él me respondió: ‘Cuán admirable es su trabajo. Siga adelante’. Sin embargo, ahora ya no siento el abrazo de un hombre: ahora he sentido el abrazo y cobijo de Dios que me dice: ¡Sigue adelante, porque yo estoy y estaré contigo! Es por lo anterior, que este día para mí es memorable: vuelvo a una ciudad que ya me conocía; vuelvo a un estado que ya me había visto trabajar y que me apoyó en diversas actividades que el Apóstol Samuel Joaquín me permitió realizar en estos lugares». Luego de expresar la satisfacción que le produjo el reencuentro con la Iglesia del estado de Tamaulipas —cuyo inicio data del año 1937, con la visita del Apóstol Aarón Joaquín a Tampico, en donde Dios le permitió presentar a su hijo Samuel Joaquín a los cuarenta días de nacido—, invitó a sus hijos espirituales a cantar el himno n. 114, «Cuando Cristo me encontró». Antes de entonar el cántico, destacó que fue el Señor Jesucristo quien, a través de su Evangelio, que es poder de Dios, dio la libertad y otorgó el perdón de pecados al corazón arrepentido. Este himno resume la genuina conversión del pecador, quien ahora, agradecido con Dios, se une al canto de los hijos de la libertad. Tema: «La influencia del Evangelio en nuestra vida» Al término del himno —cantado con el espíritu y el entendimiento—, el Apóstol de Jesucristo comentó que, además de traer a la memoria gratos recuerdos, para él era de capital importancia el tema que hablaría esta mañana ante la Iglesia de Tamaulipas y, a través de la señal de Berea Internacional, a la Iglesia Universal y a la sociedad en general. Con el siguiente enunciado, comenzó su tema: «En una época difícil para el mundo y para nuestras ciudades —en México y el extranjero, pensé en traer una palabra que le permita a la sociedad, primero, conocer y entender quién es la Iglesia del Señor; en segundo lugar, y cuál es la solución —o salida— que existe a la problemática actual, principalmente a lo que a delincuencia se refiere. Este consejo, pues, no solamente es para la iglesia; lo comparto también para nuestra sociedad, para que de esta manera nos conozca y sepan quiénes somos, qué predicamos, cómo vivimos». «La influencia del Evangelio en nuestra vida», fue el tema que el Apóstol Naasón Joaquín abordó esta mañana. Como lo expresó con anterioridad, invitó a los simpatizantes que asistieron esta mañana a su presentación, a escudriñar la doctrina que se predica en la Iglesia del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad. Para ello, el primer paso es escuchar la Palabra de Dios, pues esta es la semilla que engendra la fe de Dios en los corazones. Destacó que en los hermanos que han abrazado esta fe, de manera genuina, no hay ignorancia religiosa ni el desconocimiento de sus bases doctrinales. A diferencia del católico romano, que es ‘bautizado’ cuando es niño y que carece de uso de razón, el candidato al bautismo en la Iglesia del Señor debe conocer primeramente su fe, a través de escuchar la enseñanza apostólica, para poder perseverar en fidelidad a Dios, hasta el último aliento, en la Iglesia del Señor. Iglesia La Luz del Mundo; en su nombre, su misión En este tenor, expresó: «La Iglesia del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad. La Luz del Mundo, y su Hermano Naasón Joaquín, como Apóstol de Jesucristo, no somos ajenos a la problemática social que se vive en el día día en México, así como en el resto de los países en donde la Iglesia tiene presencia. El cristiano no debe ni puede mantenerse al margen del dolor o la necesidad, pues nuestra misión no está en lo escondido ni en lo reservado de un convento o de un claustro. En nuestro nombre llevamos realmente nuestro objetivo: somos La Luz del Mundo. ¿Qué quiere decir eso?, que nuestra Iglesia no es de puertas a adentro ni nuestra misión está entre cuatro paredes. «Nuestra misión está en la calle, en la plaza, en el Malecón, en las cárceles, en los hospitales… ¡en dónde exista necesidad y haya oscuridad, allí llegará la Iglesia La Luz del Mundo!, porque ese es nuestro objetivo. «La Luz del Mundo no es una frase o un titulo solamente: La Luz del Mundo es una realidad que nosotros vamos desarrollando a través de nuestra vida, hablar, vestir y conducta. «En todo tiempo he aconsejado y enseñado a los miembros de la Iglesia que, por medio de los valores, principios y virtudes que engendra el Evangelio que me ha sido confiado, seamos La Luz del Mundo y llevemos un mensaje fraternal y de esperanza a las almas; sobre todo en aquellas que, engañadas por Satanás, han seguido un camino de violencia e ilegalidad. También he aconsejado que para vivir quieta y reposadamente, oremos en todo tiempo por las autoridades que gobiernan en los diferentes países —en sus diferentes niveles—, y que en al ámbito de nuestra competencia seamos respetuosos de nuestras leyes en cada país y que, de esta manera, pongamos en alto el pendón del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo». En otro momento, refirió que a pesar de que el Evangelio de Jesucristo es una opción eficaz para dar respuestas a los problemas a los que se enfrenta la sociedad actual, resulta paradójico que este despierte aún, en ciertos sectores, intolerancia, discriminación y el desprecio extremo a los hermanos que practican los principios y valores cristianos. «En algunos sectores sociales, el cristiano es mal visto aún: es sujeto a prejuicios y predisposiciones; se le califica mal, se le niega empleo e incluso se le llega a expulsar de su centro de trabajo cuando sus superiores se enteran que pertenece a una Iglesia diferente a la mayoritaria», expresó con un dejo de lamento. «Ellos son la Luz del Mundo»: ejemplo apostólico del poder del Evangelio en la regeneración del ser humano En este tenor, abundó: «Aquí en Tamaulipas, yo presento el Evangelio de Jesucristo como una alternativa al descontento social, a la desolación y a la descomposición social; como un freno a la corrupción y un nuevo camino lleno de libertad para la delincuencia organizada. «Por otro lado, no he venido a hablar un tema que sirva solamente para vuestra vida espiritual. ¡He venido también para gloriarme de vosotros! He venido a presentar a la Iglesia La Luz del Mundo de este estado, y de cada estado de la República Mexicana, como ejemplo de lo que el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo puede hacer en beneficio de cada uno de nosotros. «Con orgullo, hoy me levanto para presentar a cada uno de vosotros como el resultado, o la obra que se alcanza por medio del Evangelio de Jesucristo. Estoy aquí para decirle a la sociedad y al mundo entero, que aun hay esperanza y que es posible lograr una mejor forma de vida, a través de este Evangelio». Enseguida, dirigiendo sus manos a su alrededor, exclamó vehemente: «¡Ellos son La Luz del Mundo!, una ciudad asentada sobre un monte que no se puede esconder; no se enciende una Luz ni se esconde debajo de un mueble. ¡Ellos brillan en lo más alto, con la luz del Evangelio de Jesucristo!». El Evangelio de Cristo dignifica al ser humano En relación con la enseñanza precedente, el Mensajero del Evangelio eterno agregó: «Hermanos de Tamaulipas: tenemos una noble misión. Llevar el conocimiento de Dios, de regenerar al hombre, a todos los rincones de este estado, del país y del mundo entero». En este tenor, reiteró que este consejo no va dirigido únicamente a la Iglesia del estado de Tamaulipas, sino para la Iglesia Universal y la sociedad en general, a través de la señal de internet. Enseguida, invitó a leer un pasaje de la carta del Apóstol Pablo a los romanos: «Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego» (Romanos 1:16). Luego de esta lectura, así inquirió: «¿El Evangelio de Cristo es nocivo para el hombre?, ¿le perjudica de modo alguno? No, de ninguna manera; antes bien, el Evangelio de Cristo dignifica al ser humano». En este sentido, invitó a leer una cita de la carta del Apóstol Pablo, antes de su Llamamiento Apostólico: «Habiendo yo sido antes blasfemo , perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice en ignorancia, en incredulidad» (1 Timoteo 1: 13). En primer lugar, recordó que Saulo de Tarso, por su condición de , fariseo, sentía odio, desprecio y animadversión contra los hermanos de la Primitiva Iglesia Primitiva, que apenas iniciaba. Además, los perseguía y en algunas situaciones consintió la muerte de algunos hermanos (v. Hechos 7:58 ). Afirmaba que era celoso de las tradiciones de sus padres (v. Gálatas 1:13-14). Cuando el Señor Jesucristo llamó al Hermano Pablo al Apostolado, y le hizo ver la realidad de las cosas, hubo una transformación en su vida. Este cambio no fue físico, pues su cuerpo siguió siendo él mismo. Entonces, ¿en dónde vino a reflejarse este cambio? En su conducta, comportamiento, hablar… Ese cambio tuvo lugar gracias al poder del evangelio de Cristo. En otro momento, el Apóstol de Jesucristo expresó: «Desde un principio, el Evangelio de Jesucristo fue causa de discrepancias. La sociedad de la época no atinaba a entender aquella nueva doctrina, de la cual jamás había escuchado. Algunos consejos como amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos aborrecen, orar por los que nos ultrajan y nos persiguen, no devolver mal por mal, presentar la otra mejilla a quien nos hiera y cosas semejantes a estas… era una doctrina que desconocían, que nunca habían escuchado. Y a pesar de que eran consejos sabios y buenos, la sociedad no supo entender, valorar y mucho menos respetar aquella forma de vida. La Palabra de Dios cambia al ser humano; la sanidad y el milagro, ineficaces para transformar al hombre En la época del primer siglo, los principios del Evangelio resultaron inadmisibles para muchos, y la práctica de esta doctrina desencadenó persecución y violencia contra los hermanos de la Primitiva Iglesia Cristiana. Otro hecho que debe destacarse, es que al principio de la predicación del Señor Jesucristo, las multitudes que lo seguían no lo hacían para escuchar su doctrina; lo seguían para beneficiarse del milagro, la sanidad, el alimento y la dádiva material. Sin embargo, cuando empezó a predicar la doctrina, a anunciar con fuerza su Evangelio —que les ofrecía la salvación eterna—, y dejó de hacer las maravillas, aún los que se decían sus discípulos lo abandonaron: «Muchos de sus discípulos dijeron: dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él» (Juan 6:60-66). Enseguida, contrastó la predicación de la doctrina apostólica y el milagro. Citó como ejemplo el testimonio de los diez leprosos, a quienes el Señor Jesucristo les dio su sanidad, luego de que acudieron a él clamando a gran voz «¡Jesús, maestro, ten misericordia de nosotros!». En ese momento, les respondió: «Id, mostraos a los sacerdotes». Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados (v. Lucas 17: 11-14). Luego de esta maravilla —la sanidad de la carne— solo uno de los diez, que era samaritano, viendo que había sanado buscó de nuevo al Hijo de Dios para darle las gracias por el beneficio recibido. Y el maestro respondió: «¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien diera gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: levántate, vete; tu fe te ha salvado’» (Lucas 11: 17-19). «En el testimonio anterior, ¿para que sirvió el milagro?, ¿para que de verdad los leprosos buscaran a Dios o para que volvieran —con mayor ímpetu— a hacer las cosas malas y se olvidaran de Él? En contraste, los principios y valores del Evangelio de Cristo que se inculcan al interior de la Iglesia, dan como resultado un comportamiento digno en el creyente. Y este cambio no es producto del milagro. la sanidad o la resurrección de los muertos, sino a través de este Evangelio, que para nosotros — que somos los hijos de Dios— es poder de Dios». Recordó que para la generación del primer siglo —los romanos y los griegos; el César y los filósofos (estoicos y epicúreos); los pseudo religiosos (escribas y fariseos)—, la Iglesia Cristiana Primitiva no solo era vista con desconfianza: se le calificaba con distintos adjetivos: «secta», «plaga», «promotora de sediciones»… (v. Hechos 24: 5-15). Sin embargo, en esos juicios atestados de fanatismo e ignorancia, los críticos no ponderaban la forma de vida honesta que los hermanos practicaban, debido a la transformación del Evangelio en sus vidas. ¿Cuál era la razón por la que se decía que los hermanos eran sediciosos, promotores de disturbios y una plaga social? No corrían en los desenfrenos de quienes no conocían a Dios. En su cátedra espiritual, el insigne Apóstol de Jesucristo afirmó categórico: «El falso religioso cree que para poder tener una comunicación con Dios tiene que encerrarse en un cuarto de cuatro paredes —monasterio, convento, seminario—, en donde permanezca alejado de las ‘tentaciones’ de la carne, para encontrarse consigo mismo y con Dios». Contrario a lo anterior, el Pueblo de Dios no se esconde ni se aísla de su medio ambiente. Así lo explicó el Apóstol: «En nuestro nombre está nuestro objetivo: ¡Somos La Luz del Mundo! Luego entonces, ¿dónde vas a brillar?, ¿dónde vas a buscar tu buena y limpia forma de vivir?, ¿dónde va a resaltar tu hermosa forma de hablar y tu honesta forma de vestir y de vivir?, en la sociedad» —«Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (Filipenses 2:15)—. En relación con lo anterior, la Palabra de Dios describe a la generación que se opuso a los hermanos de la Primitiva Iglesia Cristiana —en el primer siglo—, con los siguientes términos: «Generación maligna y perversa», «generación de víboras» (v. Mateo 10:16; Mateo 23:27). En este sentido, el Apóstol de Jesucristo asentó: «Es en medio de la ‘generación de víboras’ donde la luz tiene que brillar. El efecto de este Evangelio poderoso, es la transformación plena de nuestra vida… Es, entonces, en la sociedad, donde vamos a brillar a través de nuestras obras. «En la actualidad, la pertenencia a la Iglesia La Luz del Mundo despierta en algunas personas sentimientos encontrados; mientras parientes y vecinos se alegran por atestiguar un cambio positivo en el hermano; otros murmuran y dicen: ‘Yo conocí a este que ahora se dice cristiano: era un borracho y maldiciente…’. Sí, eso era el hermano antes de conocer el Evangelio de Jesucristo y de pertenecer al Pueblo de Dios. Pero desde que Dios restauró su corazón, este Evangelio poderoso hizo un cambio en su vida. Para el hombre seguiremos siendo los mismos, pero a través de nuestra conducta y testimonio, que son los que realmente confirman quiénes somos, seremos la luz de este mundo» (v. Mateo 5.14). La gratitud: virtud indispensable en la vida del cristiano El cambio de vida que experimenta el hermano, a través del Evangelio de Cristo, que es poder de Dios, es un ejemplo claro de que existe una solución ante la problemática social que enfrenta la sociedad; es la oportunidad que toda persona necesita. La máxima apostólica es categórica: «Ser buenos cristianos nos hace ser mejores ciudadanos, padres, esposos, hijos, profesionistas, estudiantes». En este sentido, el Embajador del reino de los cielos asentó: «Quienes formamos parte de la Iglesia, estamos conscientes que la libertad alcanzada se debe al conocimiento de la verdad del Evangelio, que es superior a cualquier otra que el hombre pueda tener. El Evangelio de Jesucristo es un tesoro de gran valor que cambió nuestras vidas, nos hizo personas diferentes. En el Evangelio encontramos una perla de gran precio. Por lo tanto, es necesario que siempre recordemos nuestro origen: cómo era nuestra vida antes de llegar a este conocimiento». Para ejemplificar lo anterior, citó el siguiente pasaje: «Sabiendo que fuiste rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibiste si de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro y plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y contaminación» (1 Pedro 1: 18-19). Enseguida, comentó: «¿Cómo era nuestra manera de vivir antes del conocimiento del Evangelio de Jesucristo? Vana, es decir, que no tenía sentido, dirección ni forma. Es por eso que el hombre vive insatisfecho, sintiendo que le hace falta algo… El alma, que es el soplo que Dios puso en nuestro cuerpo para que tuviéramos vida, es un ser espiritual que se sentirá vacío si no tiene la presencia del Ser de donde provino. «Dios da al ser humano capacidad, inteligencia, conciencia y conocimiento. Sin embargo, el hombre que no conoce a Dios y no le sirve, al no disfrutar su presencia siente un vacío interior. En contraste, cuando el hermano experimenta en su corazón la adopción divina, es Dios el que llena ese vacío interior a través de Su Espíritu». Cuando el cristiano se convierte, se muda en otro; por el Evangelio, deja atrás antiguos moldes y aprende a vivir diferente En otro momento, el Apóstol Naasón Joaquín destacó que cuando el hermano inicia su carrera espiritual, por su propia voluntad, experimenta una hermosa paz en su interior. Al estar plenamente convencido de que este Evangelio santo es poder de Dios, desde ese momento y hasta el día de hoy, el hermano vive con gozo, alegría y paz, esperando como recompensa eterna la salvación de su alma. Y añadió: «El Señor no solo Señor nos rescató de una vana de vivir: nos ofreció una esperanza gloriosa y le dio sentido a nuestra vida, por medio de la predicación del Evangelio». En otro momento, trajo a la memoria el siguiente pasaje: «Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a finde que nadie se jacté en su presencia» (1 Corintios 1: 27-29). Luego de la lectura, el Apóstol del Señor instó a los hermanos a traer a la memoria cómo se produjo el cambio en cada uno de ellos y en sus familias, al abrazar el Evangelio de Jesucristo; de cómo permitió Dios que el hermano sea, a través de sus buenas obras, la luz de este mundo; de cómo antes era lo vil y menospreciado del mundo y ahora es admirado por su cambio de vida. Posteriormente, invitó a leer un fragmento de la carta del Apóstol Pablo a los romanos: «Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pasado, vinisteis a ser siervos de la justicia» (Romanos 6: 17-18), y comentó: «En nuestra vida anterior, éramos esclavos del pecado: de los vicios, del libertinaje, de un vocabulario deshonesto… practicas heredadas de nuestros padres, quienes no tenían el conocimiento de Dios». El Mensajero del Evangelio eterno comentó que cada hermano debe dar gracias a Dios a cada momento, por su bondad y misericordia. Fue Dios quien puso los medios que Él quiso, para que el hermano escuchara el Evangelio y abrazara la fe genuina. Incluso, las visitas que asisten a las presentaciones apostólicas y a las Casas de Oración alrededor del mundo, no pueden decir que se trata de una casualidad, pues Dios les tenía reservada la bendición de escuchar su Palabra. «Cuando el cristiano se convierte, se muda en otro; deja atrás sus antiguas formas y moldes de vida para aprender a vivir diferente», asentó. «Renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre»: enseñanza apostólica En otro momento, el Apóstol de Jesucristo refirió que cuando el creyente abraza y pone por obra este Evangelio poderoso, inicia una nueva vida en Cristo Jesús, y que la eficacia de este cambio no tiene relación alguna con alguna forma de aislamiento social —como hacen los ermitaños, monjes o religiosas—. El hermano practica su fe sin abandonar a su trabajo o escuela. Por el contrario, es forma parte de la sociedad, y es precisamente en el medio en que se desenvuelve donde, por medio de sus buenas obras, hará brillar su luz. Enseguida, invitó a leer el siguiente pasaje: «En cuando a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad…» (v. Efesios 4: 22-32), y comentó: «En cuanto a la renovación de nuestra mente, esta comienza en el espíritu del hombre. Si nuestro cuerpo tiene la capacidad de entender y razonar, es por medio del espíritu por el que el hombre tiene la capacidad de decidir y de aún sujetar los deseos y concupiscencias de su carne (v. Gálatas 5: 19-21). «El revestirse del nuevo hombre, no quiere decir que el hermano va a cambiar su apariencia física. Sin embargo, a través de la renovación de su mente puede cambiar sus hábitos, costumbres y forma de vida… ser un nuevo hombre en justicia y santidad». «Mi ministerio no es para juzgar ni condenar a nadie; mi ministerio es de reconciliación con Dios»: Apóstol Naasón Joaquín Para finalizar su presentación con la iglesia de Tamaulipas, el Siervo de Dios apuntó lo siguiente: «Hoy, una vez más, puedo decir con libertad y con derecho propio, porque Dios me lo ha dado: su Hermano Naasón Joaquín es Siervo del Dios Vivo y Apóstol de Jesucristo, los cuales me han elegido para que yo siga predicando esta Palabra. «Como Apóstol de Jesucristo no vengo a juzgar al mundo, ni a condenar a las personas, ni me dirijo con prejuicios sobre nadie… Mi Ministerio es de reconciliación con Dios. ¡Yo estoy puesto para reconciliar al hombre con Dios, a través de este Evangelio! «En mi oración no he pedido solamente por las autoridades, para que Dios dirija sus mandatos con justicia y verdad. También he pedido por aquellos que han decidido tomar una decisión equivocada y que, perteneciendo a algunos grupos de la delincuencia organizada, han desviado sus pasos para ser ofensa a la sociedad. Yo también he dicho: oremos por ellos. «Alguno dirá: ‘Hermano Naasón, ¿usted los apoya a ellos?’, No, no los apoyo. Sin embargo, quiero que entiendan que para ellos también hay una oportunidad. Y dirán otros: ‘Son hombres muy malos. Usted no conoce a esa clase de personas.Son individuos que ya perdieron toda sensibilidad humana’. Si, pero ustedes no conocen a mi Dios. Mi Dios es lento para la ira y grande, muy grande, en misericordia. Y todo aquel que se acerque a Él, alcanza el perdón. Por eso en el bautismo se nos dijo: ‘Por muy grandes que sean tus pecados, te serán personados por mi Señor Jesucristo’. Llamado apostólico a quienes delinquen: «En Cristo hay perdón y esperanza de vida eterna» «Su Hermano Naasón, tomando el lugar que Dios me ha concedido, hago un llamado a las personas que por alguna razón han caído en la delincuencia, para que rectifiquen su vida y permitan que el Evangelio transforme sus pensamientos y los regenere, para que forme en ustedes a una nueva criatura en Cristo Jesús. «Yo sé que muchos de ustedes dirán: ‘Para nosotros ya no hay esperanza. Somos un caso perdido’. Tal vez para la sociedad si, pero no para mi Dios. Por ello, en esta mañana yo le pido a Dios que cuando sientan un momento de temor, miedo, soledad, angustia o que se encuentren al borde de la muerte, si alguno de ustedes me está oyendo, cierre sus ojos y diga: ‘Dios de Aarón Joaquín, Dios de Samuel Joaquín y Dios de Naasón Joaquín: si tú eres ese Dios Misericordioso del que habla Naasón, obra en mi favor’. «Yo sé que Dios va a obrar en su favor, pero no para que sigan haciendo lo malo, sino para que entiendan que Él todavía los ama; y mientras tengan vida, tienen la oportunidad de cambiar sus vidas y de dejar esa vana manera de vivir. Mi Dios les ofrece por toda la eternidad». La influencia del Evangelio de Jesucristo: principios, valores y enseñanza Luego de la oración apostólica de intercesión, el Siervo de Dios se despidió de sus hijos tamaulipecos: «Antes de despedirme, quiero reiterarles cómo ha influenciado el Evangelio e Jesucristo, el cual es poder de Dios, en cada uno de vosotros, los miembros de la Iglesia del Dios Vivo Columna y Baluarte de la Verdad. La Luz del Mundo. «Este Evangelio, que es poder de Dios: Me ha enseñado a respetar al prójimo, al semejante y al diferente. Me ha inculcado valores y principios, que me han convertido en un mejor ciudadano. Me ha enseñado a respetar y amar a mi patria. Me ha enseñado a trabajar y no robar. Me ha enseñado a consolidar una familia. Me ha enseñado amar mi vida misma. Me ha enseñado una relación fraternal más duradera. Me ha inculcado la superación personal, familiar y laboral. Me ha enseñado a educar a mis hijos. Me ha enseñado el respeto por los adultos mayores. Me ha enseñado la compasión por los enfermos y los presos. Me ha enseñado a dar y desprenderme de los bienes. Me he a enseñado a hacer agradecido. Me ha enseñado que la ciencia es un don de Dios. Me ha enseñado a ser paciente y no desesperar. Me ha enseñado a respetar y honrar al sexo opuesto y al diferente. Me ha enseñado a esperar la vida eterna». Así concluyó: «Esta es la influencia que el Evangelio ha traído a nuestras vidas: ha marcado nuestra existencia, nos ha traído esperanza y nos ha transformado en mejores personas. La Iglesia La Luz del Mundo ora continuamente por todas las autoridades, rogando a Dios que las ilumine en la justicia y verdad, porque aún esa enseñanza es un principio de nuestra Iglesia: honrar, respetar y orar por las autoridades. «Y yo agrego, porque Dios me ha dado la facultad de administrar esa hermosa Palabra: roguemos por aquellos hombres que han decido mal en su vida y se han inmiscuido en algún grupo delictivo. Que Dios los ayude y les muestre un rayo de esperanza y que sepan que pueden cambiar. Dice la sociedad para esos hombres no hay cambio. Sin embargo, yo, como Apóstol de Jesucristo digo: ‘Para ellos sí hay cambio. Jesucristo es la vida, la puerta y la oportunidad para que cambien sus vidas’». Despedida Antes de despedirse de la Iglesia de Tamaulipas, el Apóstol de Jesucristo señaló cómo los falsos maestros pervierten la enseñanza de la salvación, al enseñar a sus seguidores que no importa la vida desenfrenada que lleven, al término de su vida serán salvos. Así atajó: «El Apóstol Pablo, al igual que su Hermano Naasón, tenía la autoridad para reconciliar al hombre con Dios; y él escribe que es necesario que el hombre desee hacer la voluntad de Dios. Quien no quiera hacerlo, y continúe con su una vana manera de vivir, no será Dios quien le cierre la oportunidad de salvación, sino es el mismo hombre quien cerrará esa puerta». En este sentido, invitó a leer el siguiente pasaje: «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (1 Corintios 6:9-11). Y añadió: «Iglesia del Señor esparcida por el mundo: ya habéis sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesus, por el Espíritu de Dios. No debemos avergonzarnos del poder que Dios uso para transformar nuestras vidas —su Evangelio santo—, convirtiéndonos en personas honorables, respetuosas, amables, y con principios y valores. «Yo le digo a la sociedad en general: ¡Esta es la Iglesia La Luz del Mundo! ¡Este es el Evangelio de vuestra salvación! Llevadlo al mundo entero y nunca os avergoncéis de él, porque este Evangelio santo es poder de Dios… Yo quiero que esta Palabra quede grabada en vuestros corazones y que que salgáis a las calles y la repitáis a las gentes, para que sepan que hay una oportunidad que Dios todavía tiene en la tierra. Que el arca espiritual sigue abierta.» Enseguida, invitó a cantar el himno n. 192, «En otro tiempo yo me encontré». «Sé que vosotros también me habéis recibido. Y en esa medida de reconocimiento Dios os siga bendiciendo», refirió el insigne maestro a sus hijos espirituales y enseguida descendió hacia el pasillo central. Mientras los coros entonan el himno «A veces me preguntan», el Apóstol y la Iglesia se abrazan simbólicamente al término de este hermoso encuentro. Los cientos de visitas que esta mañana acudieron a la presentación apostólica se acercan para saludarlo, la mayoría con los ojos humedecidos. A su paso, el Siervo de Dios impone su mano derecha sobre un mujer paralítica. En otro momento se detiene con los niños y los saluda. La bendición de Dios se derrama sin límite en esta histórica mañana. El reloj marcaba las 12:26 del medio cuando el Embajador del reino de los cielos, en una tarde calurosa, salió del recinto sagrado. Este día inició formalmente la Decimoquinta Etapa de su Gira Universal por las iglesias del Caribe. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. Berea Staff, J.R. 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