HomeAgenda ApostólicaPresentación Apostólica en Reseda, California Agenda Apostólica Presentación Apostólica en Reseda, California (Coordinación de Crónica Apostólica) — El domingo 23 de octubre, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, visitó a los hermanos de la Iglesia de Reseda —ubicada en el Valle de San Fernando de la ciudad de Los Ángeles, California. El reloj marcaba las 10:40 de la mañana cuando el Apóstol del Señor ingresó a la Casa de Oración en Reseda —iglesia de reciente data, establecida con encargado a partir de marzo de 2015—. El hermano O.E. Samuel Coronado, quien presidía esa mañana la Escuela Dominical, al contemplar la inesperada —pero anhelada— visita del Apóstol de Jesucristo experimentó, junto con la iglesia que pastorea, singular regocijo: entre ellos se encontraba el padre en la fe. Dios inspiró a su Apóstol acudir a esta incipiente Iglesia —conformada por 65 miembros, y que fue obra de la Iglesia de North Hollywood, California—, para, acompañado por sus hijos en la fe, elevar una oración de acción de gracias y de adoración al Creador por todas sus bendiciones. Al recorrer el estrecho pasillo de la Casa de Oración, con dirección al área ministerial, la algarabía espiritual y las expresiones de júbilo no se hicieron esperar. De manera simbólica, la iglesia dio la bienvenida con un abrazo espiritual al padre de la familia, entre lágrimas y expresiones de alegría sin par. Gabón: nueva nación del continente africano que abraza la fe El Apóstol de Jesucristo, al hacer uso de la palabra, desde su ministerio, saludó a la Iglesia y mencionó que recién regresaba de la octava etapa de su gira universal por cuatro estados de la unión americana (Nuevo México, Chicago, Wisconsin y Minneapolis). Destacó que este periplo pastoral, iniciado el 15 de enero de 2015, en Talca, Chile, lleva un propósito espiritual: «Llevar consuelo a la Iglesia que se encuentra esparcida por el mundo». Recordó que, como cada mañana, este domingo despertó agradecido con Dios porque le permitió llegar con bien de la octava etapa de su gira universal, llevándolo de triunfo en triunfo. Dijo también que contempló los rostros de miles de hermanos y fue testigo de la enorme bendición que Dios ha derramado en aquellos lugares. Mientras el Apóstol hablaba, el Coro local, ataviado con un impecable uniforme azul rey, permanecía atento al mensaje del insigne visitante pero sin ocultar la felicidad que le embargaba, idéntico al sentimiento que experimentaba la iglesia local. Con inocultable satisfacción por el cumplimiento de las promesas de Dios y la expansión de la Iglesia a nivel mundial, el Apóstol de Jesucristo expresó: «Estaba meditando en mi hogar y al despertar, al abrir mis ojos, contento y alegre por todos los beneficios y las bendiciones que Dios me ha regalado, me llegó un mensaje: ‘Varón de Dios: hoy se bautizan cinco almas más en Gabón, África’. ¡Un país más conquistado para nuestro Señor Jesucristo! ¡Ya son 54 naciones donde se alaba y se bendice el nombre del Señor! «Eso me impulsó a decir: ¡No puedo quedarme sentado o descansando en mi hogar! Yo quiero ir a la Casa de Oración y bendecir al Señor, cantar una alabanza, adorar su nombre y decirle: ‘¡A ti Señor sea la gloria desde ahora y para siempre!’. Quiero estar con mis hijos de Reseda. Quiero alabar a Dios con ellos, no importa si es una Iglesia grande o pequeña: donde estén dos o tres congregados, allí está el Espíritu de Dios (v. Mateo 18:20)». Y agregó: «Desde diciembre de 2014, cuando Dios me puso al frente de su Iglesia, Él me ha bendecido. Dios ha llevado a su Pueblo de triunfo en triunfo. Él ha permitido que la Iglesia se extienda a cuatro naciones más (Alemania, Bélgica, Guinea Ecuatorial y Gabón). Y también puedo preguntarte igualmente a ti: ¿Dios te ha bendecido?, ¿te ha ayudado? —la iglesia respondió estentórea con un amén—, entonces, tanto tú como yo tenemos mucho que agradecer a nuestro Dios». La bendición de Dios consiste en que tengamos lo suficiente para vivir agradecidos con Él Antes de despedirse y elevar su plegaria al Creador, el Apóstol Naasón Joaquín invitó a los hermanos de Reseda a cantar el himno n. 430, «Por la inefable luz del día». Mientras se entonaban las notas de la alabanza, las expresiones de júbilo, algarabía espiritual y gratitud eran por demás manifiestas: en las mejillas de los presentas rodaban lágrimas de alegría y con sus manos levantadas, erguidas, asentían las estrofas del cántico: «…Por ese pan de cada día, que Él nos concede con amor (…), y por el techo que nos cubre, y por su santa bendición; y por la vida de mis padres, que me arrullaron con amor; por tantas dádivas preciosas, ¡gracias sean dadas a mi Dios». Al concluir el canto, el Siervo de Dios reanudó su emotivo mensaje: «Cada día, desde que abrimos nuestros ojos, le decimos al Señor: ‘Gracias te doy por darme un día mas de vida’. Porque salimos a nuestras labores y Él nos da la fuerza; porque pone el pan todos los días en nuestra mesa… La bendición de Dios no es riqueza, no es dinero: ‘La bendición de Dios es que tengamos lo suficiente para vivir agradecidos con Él’; y cuando el hermano tenga necesidad acuda con Dios y Él proveerá lo necesario; y cuando el hermano tenga una enfermedad acuda con Dios y Él proveerá la salud y así cuando tengamos cualquier tipo de necesidad, en cualquier situación, Dios provee con nosotros. «Por eso en esta alabanza Dios me ha dado felicidad. ¿A ti te la ha dado? —la respuesta de la iglesia, de nueva cuenta, es afirmativa y categórica: ¡Amén!—, Dios me ha bendecido. ¿A ti te ha bendecido? Siempre que voy a Él, doblo mis rodillas y le pido una petición: ‘Señor, sé conmigo’. Él me ha respondido y a ti también te ha respondido. Oración apostólica de intercesión «Yo quiero ir delante de mi Dios y doblar mis rodillas y adorar su nombre, y quiero decirle: ‘Señor, me has dado tantas cosas: me has dado paz, me has dado alegría, me has dado bendición, me has dado prosperidad… Y a ti también te lo ha dado. Pero también sé que satanás ha trabajado en algunos corazones. Sé que hay hermanos que están luchando con su fe y por su fe. Hoy quiero doblar mis rodillas y acordarme de ellos y decirle al Señor con mis lágrimas: ‘No te olvides de ellos. No permitas que ni por las pruebas o las tentaciones satanás se los quede. Señor, vuélvelos a abrigar en tu regazo y que sientan que son muy amados por ti». Después de la ferviente plegaria, el padre de la familia se despidió de sus hijos espirituales deseándoles todo género de bendiciones y parabienes espirituales. Este día quedó registrado en los anales de la historia del apostolado contemporáneo, el nacimiento de la segunda iglesia establecida en el continente africano. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. Berea Staff, J.R.G. Share This Previous ArticleBendita Minneapolis: ¡Halló Gracia y Felicidad! Next ArticleA un año del huracán Patricia: crónica de la intercesión apostólica en favor del Pueblo de Dios October 23, 2016