HomeAgenda ApostólicaEl Apóstol Naasón Joaquín visita la Iglesia de La Labor, Nayarit Agenda Apostólica El Apóstol Naasón Joaquín visita la Iglesia de La Labor, Nayarit (Coordinación de Crónica Apostólica) — El viernes 3 de noviembre de 2017, procedente de Ejido Mora, el Apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García, visitó a los hermanos de la Iglesia en La Labor, Nayarit, quienes lo recibieron con singular fervor esa tarde de bendición para sus almas. El reloj marcaba las 2:42 de la tarde, cuando el Apóstol arribo a dicho lugar. En la parte de afuera se encontraban como ya es habitual en todos los lugares que visita; un grupo de niños para darle la bienvenida con carteles hechos por ellos mismos y que expresan el sentir de sus pequeños corazones: “Todo el corito de niños deseábamos verle”, “le amamos”, “el manto de la Elección nos ha cubierto”, “Dios le pague por su visita” etcétera. Para grata sorpresa de los niños, que al sentir la bendición de Dios derramaban sus lágrimas de gozo espiritual, cuando el Varón de Dios llegó hasta ellos, se detuvo y comenzó a tocar las cabecitas de cada uno de ellos; las imágenes dan cuenta del momento tan glorioso que vivieron, en tanto que los hermanos en el interior, no cesaba de dar la adoración al Dios que vive y reina para siempre. Al ingresar al Santuario, la iglesia desbordó en un estruendo de voces jubilosas que clamaban por la bendición de Dios, en tanto que el Apóstol recorría el pasillo saludando a todos, el coro local hacía lo propio desde su lugar, entonando una hermosa alabanza en la que levantaban sus manos empuñadas en señal de victoria. Al llegar al Altar, el mensajero de Dios se dirigió a todos ellos con las siguientes palabras: “La paz de Dios, sea en vuestros corazones, que alegría tan hermosa, es hermanos venir en la carretera y ver esta hermosa Casa de oración; significable crecimiento, bendición de Dios, lo puedo decir con alegría y lo puedo decir con toda libertad, ciertamente Dios está en este lugar porque sois prósperos, porque habéis sido bendecidos, porque la Iglesia del Señor, va de victoria en victoria y de triunfo en triunfo. Me alegro mucho en este lugar, me has dado un hermoso orgullo, que he sentido como padre en este lugar. Así mismo expresó el deseo que hay en su corazón por transmitir a todos, la seguridad del cumplimiento de las promesas de Dios: “Pero también quiero darte una palabra y decirte, porque esta hermosa Casa de oración, me llena de orgullo, yo voy por más, porque a mí, mi padre que es Dios me ha enseñado que voy de triunfo en triunfo. El letrero que tenéis en frente es una realidad, porque yo oí esa voz: ‘Si ves este pueblo grande, yo lo voy a multiplicar aún más’ ¿Crees en esa promesa?, ¿Creéis que Dios os va a multiplicar? Yo en esta iglesia de La labor, yo contemplo muchas almas; yo sé que algunas de ellas han endurecido su corazón, pero Dios se está encargado de ablandarlo…”. Continuó: “Iglesia de La Labor, es tiempo de extender nuestras tiendas, es tiempo de agrandar nuestras estacas, ‘Hermano ya lo hemos hecho mucho’ pero sabes que vendrá otro tiempo más grande, que Dios te seguirá multiplicando, por eso he venido a este lugar, a doblar mis rodillas y decirle al Señor: Señor sigue prosperándolos en el amor, sigue bendiciéndolos, síguelos engrandeciendo, ¿Me permites orar a Dios? Acompáñame también en el nombre de Cristo Jesús. Al término de la oración, explicó a los hermanos como liberó Dios al Pueblo de Israel siendo esclavos, siendo la gente más humilde, más sencilla y más pobre de aquella nación, pero los sacó por una promesa: Que él los iba a llevar a una tierra de abundancia, tierra que fluye leche y miel, promesa que retardo en cumplirla a causa de su duro corazón, “Pero llego el momento en que Dios les dice ya es tiempo de entrar y Moisés estaba pasado de años, y le dice Dios a Moisés: Pero yo he levantado a otro, él los llevara y los introducirá a esta tierra prometida”. Relató la forma en que Josué, Siervo de Dios, empezó la conquista de aquella tierra y en un paralelismo con la actualidad que vive la Iglesia señaló: “el hermano Samuel Joaquín, nos llevó durante cincuenta años, en medio de un desierto, pero nos llevó con prosperidad, permitió que la Iglesia quedara en una situación de admiración y que el mundo ahora alaba a la Iglesia, pero no es el triunfo total, el triunfo total está por venir, tú no eres una Iglesia ya de esclavos; fuiste humilde, fuiste pobre si, fuiste pequeña sí, pero ahora tu destino es ser grande, porque Dios que te dirige, es grande, ahora tu destino es ir de triunfo en triunfo y de victoria en victoria, porque el Dios que va al frente de ti es un Dios poderoso, por eso hoy yo he venido, para pedirle al Señor: “Señor, cumple en ellos tus promesas, pero hay una palabra de Dios: Esfuérzate y se valiente”. Al despedirse de ellos les refirió: “Yo espero un tiempo no muy lejano, volver a pasar por estas regiones, y si hoy me voy contento y orgulloso por esta hermosa Casa de oración que por dentro se ve, yo sé que Dios te va a ayudar, para que se levante otra Casa de oración, una más hermosa, porque hay miles de almas, que van a venir a alabar y bendecir al Señor, en este lugar. Hermanos De Labor, os espero el próximo domingo, hasta entonces que la paz de Dios os acompañe y la gracia de su hijo amado Jesucristo, os cumpla, Dios los bendiga, Dios les guarde, firmes y adelante, huestes de la fe”. Así se despidió de ellos mientras el coro entonaba el himno titulado “La iglesia del Dios vivo” que habla de la continuidad y prosperidad de la Iglesia de Dios, en tanto que la iglesia enardecida y los hermanos dejaban ver en su rostro, el sublime gozo que sus almas experimentaron esa singular tarde. Fuente: Coordinación de Crónica Apostólica. [srizonfbalbum id=2348] Berea Staff, J.R. 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